Resulta que, precisamente cuando anunciaba que este blog que se ha de comer la tierra –espero que dentro de mucho– cumplía siete añitos, un cambio de servidor me lo ha dejado fuera de combate durante dos días. Perdón a los daminificados (que no, que aquí no se censura ninguna opinión, pero la tecnología es falible…) y seguimos adelante. Gracias
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