Mala noticia es que Ramón Jáuregui, harto ya de estar harto de andar y andar, haya anunciado que no seguirá en política. «Bueno, es que ya tiene setenta años, ha corrido mucho en muchos sitios, es hora de que descanse», dirá alguno. Y no. Los símbolos no deben jubilarse, y Ramón Jáuregui, con quien tantas veces he bromeado con que éramos primos, con quien tantos divertidos episodios de confusión he vivido, es un símbolo. Mucho más en el PSOE actual, dominado por alguien que no estoy seguro de que acabe llevando a buen puerto al partido que fundara Pablo Iglesias Posse, o sea, Pablo Iglesias el verdadero, no otros fakes.
A ver si este domingo, en la clausura de su escuela de buen gobierno, que le ha salido tan mal, Pedro Sánchez dice algo de Ramón, a quien tanto ha aborrecido, a quien tanto le hizo el vacío. Si Sánchez no se da cuenta de lo que está pasando, si cree que ganar unas elecciones internas gracias a una decena de miles de ‘bases’ envejecidas va a llevar al histórico PSOE a ser lo que fue, se equivoca. Como se equivocará si se alegra de que ‘Ramontxu’ se largue. Hace falta mucha más reflexión, mucha más cintura, mucho más talento, mucha más conciliación y mucha menos presunción para instalar al PSOE en el Gobierno de esta nación desorientada. Hacen falta bastantes ramones, pero creo que no muchos más pedros.
Lo siento mucho, Ramón, Quizá, esto es lo peor, no te quedaba otro remedio que hacer lo que has hecho. Quizá algún loco, allá en Bruselas, se alegre de tu marcha de la política, porque dejas un hueco. Un hueco que nunca podrá cubrirse.
Deja una respuesta