Muchas críticas he recibido, sí, y quizá la mayor parte merecidas, a mi artículo de este domingo. Solo quería decir, no en mi defensa, que yo no abomino de lo ocurrido en Portugal en la ‘revolución de los claveles’, que viví de manera entusiasta e ‘in situ’. Me he explicado mal, y lo siento; lo que quería decir es que, treinta y nueve años después, nadie quiere recordar aquella salida del Movimiento de las Fuerzas Armadas.
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