A veces, a uno le asalta la tentación de arrinconar el tono mesurado y tranquilo que procuro transmitir a mis artículos. Y, entonces, sacar a pasear la indignación sin duda justificada, que podría invadirnos ante el espectáculo con que nos obsequian cada día quienes se erigen –y a quienes erigimos– como nuestros representantes. ¿Harán falta unas nuevas elecciones para que entiendan el mensaje de unidad que cada día lanzamos los ciudadanos, indignados o no?
En fin: este es el artículo que hoy he enviado a mi columna sindicada en OTR… Si se suma al de ayer, que configura el post precedente a este,me parece que podemos hacernos una idea del panorama: miramos con ojos aterrorizados e impotentes a lo que nos pueda pasar y, sin embargo, nos dedicamos a discutir sobre el tristísimo panorama interno: tres trajes, un faisan, una sauna…País.
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