No quiero dejar fuera de mi blog un homenaje personal a Antonio Mingote. El penúltimo grande histórico que se nos va. Su viñeta, aunque estuviese en un periódico que hoy me parece algo cuestionable, nos era muy necesaria, estuvieses o no de acuerdo algún día u otro con lo que se decía.
¿Qué nos queda vivo del recuerdo de los años de penitencia? Bueno, muerto Fraga nos queda Carrillo, o el Rey –que es de otra época aunque sea mucho más joven que los citados–, ya no quedan grandes escritores históricos vivos, ni filósofos, ni, si me apuran, periodistas. Nos hemos insertado, de la mano de la informática, de las prisas, de la comodidad –«la pereza es un elemento motor de la humanidad», dijo Pompidou–, en la mediocridad, y Mingote no era un mediocre. Cierto que este es un país de grandes ‘cartoonist’, desde Forges a Peridis, pasando por Gallego y Rey, Ricardo, los de La Vanguardia…Son dignos herederos, pero ello no obsta para que podamos decir que Mingote era irrepetible. Una de esas pérdidas que dejan un hueco.
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