Nos quedan ya muy pocos históricos

No quiero dejar fuera de mi blog un homenaje personal a Antonio Mingote. El penúltimo grande histórico que se nos va. Su viñeta, aunque estuviese en un periódico que hoy me parece algo cuestionable, nos era muy necesaria, estuvieses o no de acuerdo algún día u otro con lo que se decía.
¿Qué nos queda vivo del recuerdo de los años de penitencia? Bueno, muerto Fraga nos queda Carrillo, o el Rey –que es de otra época aunque sea mucho más joven que los citados–, ya no quedan grandes escritores históricos vivos, ni filósofos, ni, si me apuran, periodistas. Nos hemos insertado, de la mano de la informática, de las prisas, de la comodidad –«la pereza es un elemento motor de la humanidad», dijo Pompidou–, en la mediocridad, y Mingote no era un mediocre. Cierto que este es un país de grandes ‘cartoonist’, desde Forges a Peridis, pasando por Gallego y Rey, Ricardo, los de La Vanguardia…Son dignos herederos, pero ello no obsta para que podamos decir que Mingote era irrepetible. Una de esas pérdidas que dejan un hueco.

2 respuestas

  1. Cuando he visto la noticia del fallecimiento de Mingote, recordé que en mi cartera había metido hace mucho tiempo una de sus viñetas, allí estaba ya amarilleando, y ví lo que decía casi sin palabras, dividida en cuatro partes ponía un retrato de los orgullosos nacionalistas vascos, de los satisfechos nacionalistas, catalanes. de los encantados gallegos y la cuarta casílla ponía a un hombrecillo que tímidamente asomaba un ojo y decía, los avergonzados nacionalistas españoles. Poco más hay que decir. El mejor editorialista gráfico de este país.

  2. Dejando a un lado simpatías, ideologías y todos los ías habidos y por haber. Mingote fue un genio y no he leído en ninguna parte que los genios tengan que ser hechos a la medida del gusto de nadie.

    Como haría con cualquiera, le deseo un feliz paso al más allá, exista o no otro lugar a donde van nuestros desamparados restos.

    Nuestras vidas son los ríos
    que van a dar en la mar,
    que es el morir;
    allí van los señoríos
    derechos á se acabar
    y consumir;
    allí los ríos caudales,
    allí los otros medianos
    y más chicos;
    allegados, son iguales
    los que viven por sus manos
    y los ricos.

    J. Manrique

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