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(Yo creía más en alternativas como la de Luis Planas para Andalucía. Seguramente me equivoqué una vez más. Poco ojo político el mío, quizá)
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Esta es la columna sindicada que he enviado hoy a OTR:
El ‘susanismo’ y otros ‘ismos’ para el cambio
Fernando Jáuregui
Especulaciones, muchas especulaciones. ¿Y si Susana Díaz se atreve a adelantar las elecciones andaluzas, haciéndolas coincidir, por ejemplo, con las europeas, las gana y luego se presenta a las primarias, de las que saldría victoriosa para competir a continuación con el candidato del PP por el despacho en La Moncloa? Podría hacerlo, y la hipótesis circuló este fin de semana por los pasillos del Palacio de Exposiciones y Congresos de Granada, donde el ‘susanismo’ ha dado el pistoletazo de salida en el congreso regional que este domingo se clausuraba.
Ahora mismo, coincidían todos, Susana Díaz ganaría no solamente las elecciones autonómicas –el PP no tiene ni candidato oficial–, sino también las primarias –las figuras de Chacón y Madina estaban empequeñecidas en el congreso andaluz frente a Díaz; Patxi López y Emiliano García Page, los otros que suenan como candidatos, ni estuvieron–. Y parece que algunos estudios en poder del PSOE dicen que podría ganar frente a Mariano Rajoy, si es que este decide concurrir a las elecciones, que lo más probable, hoy por hoy, es que sí. Lo que parecía claro ya a todos en Granada es que Alfredo Pérez Rubalcaba, actual secretario general, no estará en esa carrera de primarias, como ya no es el icono del PSOE. El comienzo de una renovación imparable, y no solamente en el PSOE, claro está.
Resulta altamente improbable, en todo caso, que Susana Díaz, por mucho entusiasmo que esté despertando en sus propias filas, decida dar el golpe de anticipar los tiempos para concurrir a las elecciones generales como cabeza de cartel del PSOE. Primero tendría que gobernar unos años en Andalucía, limpiar los establos de su partido en esa Comunidad, pacificar las ‘cosas pringosas’ con UGT-A y convencer a los electores de que no es solamente esa mujer ‘del aparato’, capaz de cortar cabezas (políticamente, claro) como quien lava. De momento, su discurso es fresco, nuevo, algo alucinante para el ‘viejo PSOE’ y entusiasmante para los socialistas que estaban desconcertados o que se habían dado de baja, dicen que más de trescientos mil, en su propio partido. José Antonio Griñán dio elegantemente paso a Díaz, y este sábado destacó que su generación –tiene 65 años, dos más que Rubalcaba—es “un tapón” para renovar la política. Claro aviso al secretario general, pero también a otros partidos: Rajoy está a punto de cumplir los sesenta, y Cayo Lara y Rosa Díez ya han superado esa barrera. Para no hablar, claro, del propio Monarca. Y Rodríguez Zapatero, que es más joven pero anda ya presentando sus memorias, dijo que “quienes viven en el pasado, se perderán el futuro”.
O sea, que algo va a ocurrir, y pronto.
En el Partido Popular, claramente desconcertado acerca de a quién designar para encabezar la candidatura en las elecciones andaluzas –todo apunta al desconocido secretario general regional, José Luis Sanz–, admiten la posibilidad de que Susana Díaz anticipe las elecciones, aunque también lo ven poco probable. Saben que, en todo caso, ella ganará con facilidad en la Comunidad que es la mayor y más emblemática de España y el granero de votos nacional. Y Susana Díaz, sin apear su sonrisa ni un solo segundo, insiste en que su compromiso es con Andalucía, que no tiene pensado subir al escalón de la política nacional, algo que quedaba desmentido por el hecho de que allí, en Granada, estaban representantes del PSOE de toda España, en mayor número aún que en la Conferencia política de hace un par de semanas: era el lanzamiento de la alternativa. Una alternativa, atención, que podría facilitar un pacto con Izquierda Unida para concurrir a las elecciones generales, como ya ocurre en Andalucía. Y, ahora mismo, IU más el PSOE ganarían las elecciones legislativas, dicen los sondeos, te advertían no pocos en la ‘cumbre’ granadina.
Lo que ocurre es que el calendario está contra la ambición indudable de Susana Díaz por trepar hasta lo más alto, y ella no va a poder capitaliza las protestas callejeras por todo el territorio nacional, el descontento ante algunas políticas del Gobierno. Solamente representa, hoy por hoy, el certificado de defunción de un Rubalcaba al que en Granada se elogiaba por haber llevado al PSOE hasta, al menos, esta etapa inicial de renovación. Pero falta saber si estamos ante el primer chispazo de renovación a fondo de rostros: en el PSOE, en el PP, en las presidencias autonómicas, en las principales alcaldías, en las instituciones. Ahí están, a la espera, desde Soraya Sáenz de Santamaría hasta, por poner otro ejemplo, Albert Rivera. La política española, la sociedad española, están pidiendo a gritos cambios de rostros, que es como decir cambios de ideas, de programas, de comportamientos. A partir de ahí, el futuro, representado por ese 2014 que llama a la puerta, está abierto.
fjauregui@diariocritico.com
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