A primera vista,los superficiales podrían haber pensado que lo tenía todo. O, al menos, mucho más que la mayoría de nosotros. Pero, claro, no podemos saber ni juzgar de los motivos profundos. ¿Qué sabemos nosotros del alma humana, de esa complejísima trama que forma a una persona? Hay que respetar a quien es capaz de gestionar su propio destino: la mayoría simplemente vamos a remolque. Lo siento por Jesús Ortíz, a quien conozco y aprecio, y por su mujer, Ana. Lo siento por Letizia, a quien conocí haciendo televisión –me maquillaban a su lado–, y por su marido, Felipe, a quien aprecio en lo humano a pesar de la distancia.
Espero qe esto no tenga repercusiones –en esta sociedad mojigata–, porque las cosas están ya bastante difíciles, y a mí me parece que no es el momento de andar haciendo cambios ni experimentos sin gaseosa, supongo quen ustedes me entienden. ¿Que no? Pues que virgencita, que sigamos como estamos, no vayamos a joderla con tanta gana de sobresalto y cachondeo.
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