Que sí, que mañana sábado otra manifa. Esta vez no me han llamado de Telemadrid para que ‘contrarreste’ otras opiniones. Así que la veré por la tele, a ver qué nos dan, y cómo. Mejor: seré más libre aún para decir después lo que me dé la gana. Aunque es posible que esta vez ni la vea por la tele de turno.
Otra manifa más, otra vez la política en la calle (y lo digo por la del sábado y por la del otro sábado, de signo contrario). En un país con democracia ideal, el debate se haría en el Parlamento y, sosegado (como dice querer Rajoy), en los medios. Pero no: a tomar la calle, a ver de quién es la calle, si de Fraga o de los otros. Y lo siento, pero la calle es nuestra, de quienes no vamos ni de coña a manifestaciones que nos dividen, nos separan, nos hacen odiarnos. Somos muchos más los que no vamos que los que van, a ver si se enteran. Y, a este paso, seremos muchos más los que no votemos o votemos en blanco que los que les voten a ellos, porque esto empieza a ser cosa de ellos, los otros ellos y nosotros, que no somos de ellos y somos los verdaderos dueños de la calle, los que llevamos los lacitos de colores varios en el corazón y no, como tantos hipócritas, en la solapa, los que hacemos que este puñetero país funcione. Que no son ellos, ni los otros ellos, sino nosotros, que les pagamos para que hagan otras cosas que las que hacen, que se enteren de una vez.
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