Que, definitivamente, Pedro Sánchez es hombre tocado por el dedo de la diosa Fortuna, y que sabe aprovechar la baraka, es algo que ya nadie en España, ni en el mundo mundial, se cuestiona. Ahí es nada, convocar para este miércoles una especie de remedo del estado de la nación en versión pobre, convertirlo en casi un primer macro acto de campaña electoral para las europeas y que llegue nada menos que Milei para echarle una mano, es cosa de admirar. Porque sospecho, no sin algún fundamento, que el lenguaraz presidente argentino se va a convertir en el blanco de muchas de las invectivas que Sánchez lanzará desde la tribuna contra la ‘derecha y la ultraderecha’, a las que, cada vez con menos fundamento, pretende equiparar. A ver:
A ver: Sánchez es quien impulsa la sesión parlamentaria de este miércoles, y en este acto en el Congreso de los Diputados se meten cuestiones variadas, desde el reconocimiento (aplazado) del Estado palestino hasta lo de Gibraltar (bueno, esto con menos sordina, porque el encuentro del ministro Albares con los responsables británico y gibraltareño no fue precisamente un éxito. Pero Gibraltar, desde los tiempos de Franco, siempre viene a mano para el espectáculo circense de distracción).
Por supuesto, también se anuncia desde los argumentarios de Ferraz (¿o son de La Moncloa? Perdón, es que a mí no me llegan) que el presidente dará adecuada respuesta a los ataques sobre la presunta corrupción, por tráfico de influencias, de su mujer, Begoña Gómez, y es este último punto el que atraerá dentro de pocas horas la atención ávida de periodistas y curiosos que por la Cámara Baja se arremolinen. No quiero entrar en el fondo de un asunto pringoso, que se ha exagerado por unos y tratado de minimizar por otros, y estoy seguro de que, apoyado en un oportuno informe de la UCO de la Guardia Civil, que exculpa a la señora Gómez de todo delito de tráfico de influencias (entre otras cosas, ella no tiene cargo público y este delito es muy difícil de demostrar, aunque existiese), Sánchez acude bien armado al lance.
Debo decir que lo de doña Begoña, nos parezca más o menos estético su comportamiento, que ya digo que desconozco en sus más reservados detalles, no es lo más importante que está ocurriendo ahora en el tejido y en los subterráneos de la política española, aunque sí puede que sea lo más vistoso: todos recelamos siempre de las presumibles conductas abusivas y aprovechadas, pero no sé si esto le es en puridad achacable a la esposa del presidente: esperaré a escucharle, a escuchar qué pruebas aportan, más allá de recortes de periódicos, algunos desde la oposición (a mí, la verdad, estos denunciantes de Manos Limpias siempre me hacen sospechar algo turbio tras sus actuaciones), y entonces me atreveré con un veredicto personal, para lo que valga, que es nada. De momento, dejémoslo en poco estético, eso sí.
Solo digo que este debate (electoral) sobre el estado de la nación, acortado y minimizado porque no se atreven a hacer uno ‘de verdad’, presumiblemente lo va a ganar Sánchez, que tiene las suficientes bazas en su mano, y lo va a perder Feijoo, a quien le van a llover los palos sin que haya aprendido del todo a defenderse de un maestro en perfidias, digámoslo sin demasiada malicia, como es su oponente. Un primer mitin electoral, a pocas horas de que se inaugure oficialmente la campaña electoral de las europeas, esas extrañas elecciones que son algo más que un síntoma de cómo marchan los partidos de cara a las verdaderas confrontaciones, que son las legislativas. No se olvide que de un buen resultado en las elecciones europeas surgió, por ejemplo, aquel Podemos, recuerda usted, hoy tan en decaimiento.
En fin, que, ya digo, sospecho que la ausente presencia del presidente argentino, que tan buena baza le ha dado a Sánchez (ahora quien ataca a la mujer del presidente es alguien considerado ‘impresentable’ por grandes sectores de la población), reforzará la argumentación presidencial y de su grupo. Pedro Sánchez no deja pasar una oportunidad, se aferra a cualquier clavo ardiendo con tal de seguir, seguir… Muy humano. Y él, de resistir sabe más que nadie. Así que, salvo reacciones imprevistas, el presidente va a ganar esta batalla, este ‘round’, que es bastante más que una simple comparecencia ‘explicativa’ seguida de una sesión de control parlamentario al Gobierno, una más, que no servirá, claro, de nada. Sobre quién ganará la guerra aún no hay nada escrito, ni siquiera en las encuestas, que circulan como piedras arrojadizas para lapidar a quién sabe quién.
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