Me pregunta un amigo, desde Valencia, quién aconseja a Zapatero en decisiones como, por ejemplo, no acudir a los funerales por las víctimas del accidente aéreo de Spanair, alegando que tiene un compromiso internacional, una reunión sobre Osetia, o sobre el Cáucaso o sobre cualquier otro punto de la geografía en el que la diplomacia española tiene muy poco que decir.
Hombre, yo creo que debería ir a los funerales. Y hacerse ver en la reunión internacional. Tiene el Mystere para eso: para presentarse a las tres en la reunión internacional y para estar a las ocho en el funeral en Madrid. Seguro que sus colegas europeos iban a entender que quiera estar en ese último acto de recuerdo a unas gentes que murieron de forma tan trágica y yo diría que absurda.
Otra cosa es que el funeral lo haya decretado y lo vaya a oficiar monseñor Rouco, por el que confieso sentir una simpatía bastante descriptible. Y que desde la Cope, por ejemplo –el sustituto mañanero de Jiménez Losantos en este agosto es aún más flamígero y demagogo que el titular del espacio–, se caliente la cosa de forma, me parece, un poco artificial. Pero eso es, como siempre, harina de otro costal, tirar la piedra lejos de la realidad, que es algo muy apreciado por según qué oyentes (lo siento, es mi opinión). No es el fondo del asunto, aunque, yendo muy, muy al fondo, cabría preguntarse por qué algunos de los viajeros fallecidos tienen que estar ‘representados’ en unos funerales de este carácter religioso, cuando acaso ellos no se sintiesen incluídos en este culto. A mí, por favor, que no me rece Rouco. Bueno, también es harina de otro costal.
Al grano: respondí a mi amigo, que es un buen periodista y que seguro que no me hizo la pregunta con buena intención, que los dioses ciegan a los hombres a los que quieren perder. En La Moncloa hay un Polifemo que, a base de sentirse en el Olimpo, puede perder su único ojo. No, Nadie le aconseja. Nadie, como le susurraría el astuto Ulises; y si Nadie tiene la culpa, los yerros que nuestro principal gobernante cometa ¿serán un castigo de los dioses? ¿Un castigo para él, para todos nosotros?
En suma y por directo: que sí, que sí debe dejarse aconsejar por quienes le dicen que, con Rouco y todo, ha de estar en el funeral, que La Moncloa bien vale una misa.
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