¿Podrán ‘ellos’ dormir estas vacaciones?


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(Ni ojeras tiene, oiga. A veces pienso si será de madera…)
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Siempre me ha pasmado la impasibilidad de Rajoy para afrontar situaciones que provocarían el insomnio de cualquiera de sus colegas europeos. Y hago extensivo mi pasmo al resto de los miembros del Gobierno, empeñados en que no dé la impresión de que se trata de un Ejecutivo sometido a presiones, tensiones y problemas que muy pocos han vivido en el mundo occidental en las dos últimas décadas. El desafío es formidable, y tienen la serenidad incluso de elaborar unos Presupuestos –tarde y un poco desordenadamente, pero los elaboraron—que probablemente nunca vayan a ser aprobados… si no se logra resolver el Gran Problema nacional, es decir, ‘lo’ de Cataluña y la consiguiente aplicación del artículo 155 de la Constitución sobre la vida política en aquella Comunidad. Que ya sabemos que los del PNV han trazado una línea roja: no habrá el necesario apoyo a las cuentas del Estado con el dichoso 155 planeando sobre las cabezas catalanas.

Y, para colmo de flema, ‘ellos’ ahora se toman unas breves vacaciones de Semana Santa, como otros muchos españoles, excluidos los parlamentarios catalanes, por supuesto, que ahí seguían este miércoles mareando la perdiz. Bueno, y lamentablemente tampoco se van de vacaciones los ‘activistas’ de la CUP y asimilados, que tanto están trabajando estos días para hundir el ocio y el turismo de los catalanes y de todos..

Se van los ministros y su presidente de vacaciones –un fin de semana largo, en realidad–, pero no sé si, en verdad, lograrán disfrutarlas, aunque se esfuercen en mostrar que sí, que son como los demás: capaces de olvidar que el Gobierno de España, y todo el entramado político del país en general, goza de una prórroga de apenas dos meses antes de saber definitivamente qué va a ocurrir con la descomunal crisis catalana, con los Presupuestos, con las reclamaciones de los presos catalanes ante la ONU…

¿Podrán dormir estas vacaciones con los apuntes de violencia asomando en las calles y carreteras catalanas, con la prensa europea volviéndose contra España como país, con el cabreo de los nacionalistas vascos que llena los titulares de los periódicos de Euskadi? ¿Son, somos, capaces de evaluar hasta dónde están llegando las consecuencias últimas, incluyendo la internacionalización, del conflicto catalán, justo cuando parecía que la economía repuntaba algo, como muestran las previsiones de los PGE? Sigo sin entender esa impasibilidad rajoyana, que parece contagiarse a la oposición, empeñada también en unos tiempos imposibles, en una especie de siesta permanente. Porque repito: vencen los plazos y quedan dos meses, ya algo menos, para lo que sea. Y las actuaciones policiales y de los servicios secretos, de los jueces, los esfuerzos de la sociedad civil, no sé si van a poder evitar ese ‘lo que sea’, que ni siquiera somos, son, capaces de imaginar qué será. Pero que algo tiene que ocurrir es patente, porque así no se puede seguir. Y que una acción nueva, netamente política, es imprescindible resulta igualmente patente.

Yo, la verdad, no podría pegar ojo si fuera ministro. O, simplemente, político. De hecho, la preocupación ante lo que veo e intuyo, y no solamente en Cataluña, y no solamente a causa del Gran Recluso Puigdemont, lastra bastante mi capacidad de disfrute en estas mini-vacaciones que, para colmo, ni siquiera están siendo tales, con todo lo que ocurre. Y lo que va a ocurrir. Usted ¿consigue dormir bien, como aparentemente lo hacen Rajoy, los ministros, Sánchez, Rivera, Iglesias…? Ni ojeras tienen, oiga. Menuda suerte si lo está usted logrando; dormir, digo. Y, si no, se confirmará mi tesis: ‘ellos’ son como de otra galaxia.

fjauregui@educa2020.es

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