Lo de Hermann Terstch, persona de la que discrepo en muchas cosas, es sintomático . Veo en la Línea Crítica de diariocrítico que indigna a algunos, que, a su manera, hacen una radiografía de cómo andan las cosas por el mundillo de los medios. El imperio Polanco se agita, se inquieta, da los penúltimos coletazos antes de convertirse en otra cosa. Del imperio de Pedro J. ya ni hablamos. De la COPE, menos. De lo de Planeta, con A3 y Onda Cero, sideral en su venta a los poderes. ¿Qué hacer, dónde refugiarse? Pues en estos chiringuitos, tan despreciados hace unos meses, ahora en alza. Viene una revolución muy considerable en el mundo de la comunicación y los instalados, con sus guerritas unos contra otros, ni enterarse. ¿Reproduciremos en el mundo digital las peleas absurdas de nuestros, ejem, mayores? Parece que sí, que no acabamos de aprender del mal ejemplo que nos están dando. ¿Censuraremos también nosotros a Hermann Terstch, a quien sea?
Incluyo un comentario de desconocido en la Línea Crítica de diariocrítico:
No me gusta Hermann Tertsch, a quien ví en un lamentable espectáculo de box periodístico con la lamentable M aría Antonia Iglesias en el lamentable programa de Buruaga en la lamentable Telemadrid. Pero menos aún me gusta que lo larguen de El País, lamentablemente sectario, porque su línea de pensamiento no coincide con la del periódico. Ya estamos todos aclarados: los periodistas que triunfan son los que más gritan y se desgañitan, los más sectarios como Jiménez Losantos.
Protestamos de la clase política que tenemos, verdad señor Jáuregui, pero no protestamos, por lo que se ve, de la tropa periodística, o de buena parte de ella, en la que todavía no le incluyo a usted, aunque debe usted mantenerse vigilante
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No conozco, obviamente, lo repito, a quien hace este comentario bajo seudónimo, pero resulta ilustrativo.
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