¿Por qué ahora lo de Josu Ternera?

 
Cuando, a primera hora de este jueves, se supo de la detención del etarra José Antonio Urrutikoetxea/Josu Ternera, la única incógnita que nos quedaba por saber era esta: ¿por qué ahora? Todo el mundo sabía que ‘Ternera’ esta localizado desde hace mucho tiempo, cosa que nunca me desmintió Alfredo Pérez Rubalcaba cuando acudí a visitarlo para que, como ministro del Interior, me facilitase algunos datos con relación a un libro que yo escribía sobre las negociaciones del Gobierno con ETA. Es más: el propio Rodríguez Zapatero me dio a entender no solamente que el dirigente de ETA, inmerso en la negociación con el Ejecutivo socialista entre 2004 y 2007, estaba perfectamente localizado por la Policía y la Guardia Civil y que, además, desde el Gobierno se le estaba ayudando a solventar un grave problema de salud.
 
Quienes estábamos en el secreto, que éramos muchos, entendíamos que el mantenimiento de Urrutikoetxea en libertad, tras su huida en 2002, seguramente era condición fundamental primero para obtener una buena información sobre las andanzas de la banda terrorista y, segundo, para poder entablar algún tipo de contacto fructífero de cara a la desaparición de ETA. Algún día sabremos con exactitud cuál ha sido, en realidad, el papel jugado por Josu Ternera en todo este proceso. El etarra, que fue parlamentario, está procesado y pendiente de juicio por delitos de lesa humanidad, como responsable indirecto de al menos once muertes.
 
Así las cosas, con ETA liquidada desde hace tiempo, normalizada por completo la vida política en el País Vasco, la pregunta que nos hacemos sigue siendo la que encabeza este comentario: ¿por qué ahora esta detención, en la casi recta final de una campaña electoral y cuando las negociaciones para investir a Pedro Sánchez se hallan en su apogeo? Uno, que no cree fácilmente en las casualidades, tiende a pensar que ‘algo’ hay tras esta muy publicitada detención en territorio galo. Y, como obligación de uno es confiar en quien se encarga de las tareas de Interior –y más en el caso de Grande Marlaska–, solo puedo añadir que me alegro de que se haya subsanado uno de los grandes misterios en la lucha contra ETA: ¿por qué no se le había detenido…hasta ahora?
 
fjauregui@educa2020.es

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