¿Primer paso hacia una abdicación ‘tranquila’?

El Rey ha renunciado a buscar nombres ‘nuevos’ a la hora de sustituir al jefe de su Casa, Alberto Aza, a punto de cumplir 75 años, un hombre de la generación del propio Monarca. Así que ha llamado a Rafael Spottorno, 66 años, que ya fue secretario general de esa Casa, que durante bastante tiempo ha estado vinculado a La Zarzuela y que, como Aza, es un diplomático sin perfiles partidistas definidos. Como todos han subrayado a la hora de comentar esta noticia, difundida por la propia web de La Zarzuela, Don Juan Carlos se ha inclinado por un relevo ‘tranquilo’. Pero parece el primer paso en la escalada de necesarios cambios no solo en la Casa del Rey, sino en la propia esencia de la Monarquía española.Cuando escribo cosas como la frase que antecede, me veo siempre obligado a declararme monárquico en un país en el que casi todos se definen básicamente como juancarlistas y en el que hay elites que disfrutan declarándose, con toda legitimidad desde luego, republicanas. Sí, creo en las ventajas de la institución monárquica en una nación en la que el jefe del Estado ha de estar por encima de la cainita lucha política que por lo visto no entiende, cuando los pactos serían tan necesarios y el propio Rey ha pedido tantas veces unidad, de clamores populares ni de angustias económicas.

Máxime cuando esa nación tiene problemas territoriales tan serios que los portavoces de una coalición independentista y poco amante del sistema, que ha resultado bastante afortunada en las pasadas elecciones municipales, se permiten decir que el Rey “no pinta nada” allí cuando San Sebastián inaugure su capitalidad cultural europea. No discutiré que no haya otras formas posibles de organizar el Estado, e incluso más democráticas; digo que España, aquí y ahora, lo que menos necesita es dar saltos en el vacío, cuando, por el contrario, otras tantas reformas constitucionales serían necesarias para asentar la marcha del Estado autonómico y a la propia institución monárquica. Pero la pereza de una clase política que siempre ha tenido, además, miedo a abrir el ‘melón constitucional’ ha imposibilitado hasta el momento estas y otras reformas legales que se ven como cada vez más necesarias para modernizar y racionalizar definitivamente la nación.

Es en este contexto de cambios, con el vértigo de una nueva era que algunos pensamos que es una segunda transición tocando a la puerta, cuando se produce el cambio en la Casa del Rey. Aza, casi coetáneo del Monarca, abandona el puesto dejándonos, a mí al menos, un buen sabor de boca: ha sabido pelear con muchas cosas que ciertos medios han exagerado y con otras de las que los medios han aceptado no hacerse demasiado eco. Pero algunas desavenencias internas, roces que existen en tantas familias pero que son especialmente llamativos en una casa real, deslucen el magnífico papel que está desempeñando, con prudencia, y temo que con una cierta excesiva distancia, el heredero de la Corona, a quien conozco superficialmente y cuyas cualidades valoro altamente.

Soy de los que piensan que se haría conveniente, sin prisa pero sin pausa, un proceso gradual de abdicación ‘en la práctica’ –no hay por qué hacer sonar las trompetas—de Don Juan Carlos en la persona de su hijo. Y que, al tiempo, los Príncipes de Asturias deben ir tomando un contacto más directo con los ciudadanos; curiosamente, la joven pareja que encarnará la Corona española se presenta como algo más alejada del común de los mortales de lo que lo han estado –y vaya si lo han estado—Don Juan Carlos y doña Sofía. Lo cual, dados los orígenes de doña Letizia Ortiz y la apertura en la educación cosmopolita de don Felipe de Borbón, no deja de resultar chocante.

Supongo que Spottorno, un hombre lleno de pragmatismo a quien no podría acusarse de estar ajeno a lo que sucede en la calle, conoce y sopesa en su justo valor cuanto digo, que no es más, al fin y al cabo, de lo que están diciendo o sugiriendo tantas crónicas veraniegas desde Palma de Mallorca. La transformación, lógica, necesaria e inevitable, de esa Zarzuela representada por Aza –que más de una vez, bromeando conmigo, me ha ‘acusado’ de que “quieres echarme”; nunca fue así, desde luego, ni hubiera tenido posibilidad de hacerlo suponiendo que lo hubiese deseado— comenzó con la llegada a las tareas de comunicación de Ramón Iribarren, un funcionario de amplia experiencia. Desde entonces, la información de la Casa ha sido algo –algo—más permeable. Ahora regresa Spottorno y vendrá, se supone, un nuevo secretario general. Luego…luego ¿qué?

12 respuestas

  1. «No discutiré que no haya otras formas posibles de organizar el Estado, e incluso más democráticas». ¿Más democráticas que la monarquía? Imposible. Que la sangre, los genes, la herencia determine la jefatura máxima del Estado es lo más democrático del mundo. ¿Que la monarquía es un anacronismo? Bueno y qué. También lo son los toros y ahí están, ahí están, viendo pasar el tiempo. Que sí, hombre, que es un atraso que la gente se ponga ahora a elegir un/una presidente/a de república. Que no haya nadie por encima de nadie y que la cuna no decida quién sí y quién no: eso es pseudo democracia. ¡Habráse visto!

  2. España se construyó sobre el modelo del Reino de Aragón y siguiendo la clarividencia histórica de Jaume I, que fundó el Reino de Valencia porque estaba harto de los nobles aragoneses y catalanes que le habían puteado todo lo que habían podido desde su niñez hasta pasados los veinte años, que entonces se emancipaban antes. Ahora a los 20 aún hay que cuidarlos y darles de comer, para que puedan ir a la Puerta del Sol a indignarse y hacerle el juego al malvado Rubalcaba, que no escarmienta, y nos llevará a todos, de mentira en mentira, a la ruina. Si el Rey fuese un Jaume I, ya le habría cortado la lengua como a aquel obispo que le chivó al Papa un pecado confesado por el Rey.
    Fernando el Católico e Isabel se unieron en matrimonio (hombre y mujer que tuvieron muchos hijos, además de los bastardos) manteniendo lenguas, Cortes y leyes distintas en sus distintos reinos.
    Sobre ese modelo se constituyó la España autonómica y el Reino de una España democrática, constitucional, social y de derecho. Nos equivocamos en hacer demasiadas autonomías y fomentar los particularismos estúpidamente. Entre que con los del PSOE actual (yo les voté en el 82) no hay forma de entenderse, porque nos han arruinado, han mentido, han violado las leyes o los acuerdos no escritos en los días anteriores a las dos o tres últimas elecciones, siguen erre que erre (Rubalcaba especialmente) ridiculizando al previsible ganador de las próximas, Sr. Rajoy. Hace falta un Pacto de Estado para después de las elecciones (anunciado ya y publicado ahora, paea cumplirlo luego gane quien gane. Lo malo es que Rubalcaba no cumple las leyes ni los pactos, ni con los suyos) y siguen dale que dale: los socialistas y los nacionalistas (más o menos separatistas) siguen con su añorado Frente Popular, que ahora llaman Pacto del Tinell. Duran i Lleida, Bono, etc… (¡a buenas horas mangas verdes!) quieren hacer como esos malos perdedores en el juego del ajedrez que, al ver que les viene el mate en dos o tres jugadas (más no ven), tumban todas las piezas (no su Rey, que es lo reglamentado) y dicen hagamos otra. Estos dicen: «Como vamos a perder, hagamos un Gobierno de Concentración, un Pacto de Estado y, de paso (esto no lo dicen, pero se les entiende), yo, ministro».
    Sólo nos faltaba tener que elegir ahora un Presidente de la República, y que nos saliese un Blanco, una Teresa de la Vega, un Rubalcaba, un ZP, un Solbes, una Aido, una Pajín, una Maleni, un Chaves, un Griñán, un Zarrías…. Si por lo menos supiésemos elegir a un Anguita, a un Pablo Castellano, a un Antonio ASUNCIÓN, a un Nicolás Redondo, a un Amancio Ortega, Isidoro Álvarez, Juan Roig, Juan Velarde, un José Borrell, un Jordi Pujol cuando era joven y tenía problemas con Banca Catalana y Núñez y…
    Creo que ningún político español está tan bien preparado para un cargo de Presidente de la Nación como el Príncipe Felipe para Rey. Y creo que un Presidente nos resultaría mucho más caro en dinero y muchísimo más caro en problemas sociales y de convivencia. Los experimentos con gaseosa. ¡Si tenemos problemas hasta con una visita del Papa, el más inteligente y honesto de los dirigentes actuales, y con la anunciada visita de millones de jóvenes esperanzados!. Si ante esto unos «piraos» anuncian contraviacrucis, contraprocesiones, contrapapismos varios, y la autoridad competente no se porta como un Jaume I, con autoridad y responsabilidad, apaga y vámonos! ¿A dónde?. ¡Socorro! Y cierta prensa y ciertos medios haciéndose los progres. Más burros no pueden ser. O tienen muy mala fe. Cirus.

  3. A Pierre Miró:
    el debate Monarquía-República nos llevaría lejos. Yo soy monárquico porque me imagino qué ocurriría en este sacrosanto país si tuviésemos un presidente de la Repúiblica del PP y un primer ministro del PSOE…madre santa. Y ojo, que el rey reina, pero no gobierna (o no debería gobernar). Otra cosa es que hayamos de fiscalizar más y mejor los gastos y fastos de la Casa. Pero esa es una segunda derivada, Pierre.
    Un saludo

  4. A Cirus:
    de acuerdo en que el Príncipe Felipe está preparado. No sé si decir lo mismo de la consorte, a la que conozco como periodista más que como princesa de Asturias. No de acuerdo en la mayor parte de los nombres que apuntas como posibles presidentes de la república desde la izquierda…o desde no sé dónde. Que el valer como empresario, por poner uno de los ejemplos que citas,l no conlleva necesariamente servir como jefe del Estado.
    Hombre, Cirus, ya está bien de clasificar como únicos elementos válidos de la izquierda a gentes que ya no están en ella, como Leguina, o Pablo Castellanos, o mi por otro lado admirado Asunción, que bien debería ser hoy un centrista presidiendo la Generalitat valenciana. Cada cual en su sitio, y que Dios reparta suerte. Pero no mixtifiquemos. Y, por cierto, ¿de veras te imaginas al por otro lado estupendo Julio Anguita de jefe del Estado llamado España? Non futem, hombre…Menudo susto se llevaría Julio si de pronto le cae el marrón…

  5. Desde un punto de vista católico.
    No quiero entrar en el debate sobre si nuestra Católica Majestad, debe ser don Juan Carlos I o don Felipe VI cuando toque. No es algo que ni me quita el sueño, ni me preocupa, pues ambos, uno por demostración y otro al que se le supone, están sobrados para el papel que juegan en nuestra democracia.
    Eso de que las élites intelectuales en España por definición son republicanas, es una teoría por demostrar, pues de boquilla, hay mucho republicano de salón, casino o circulo de bellas artes, pero poco más. Que en las concentraciones sindicales y demás manifestaciones contestatarias, se enarbole la tricolor, pues tampoco. Si hoy se planteara un referéndum sobre la forma de estado, ganaría la monarquía de calle, aunque como se dice, no haya monárquicos,…. ¿o sí?; muchas veces, los españoles, pensamos una cosa, decimos otra, y a la hora actuar hacemos otra que nada tiene que ver. De ahí el “gran valor” de las encuestas en nuestro país.
    Pero a lo que iba, la visita de del Papa, jefe de estado Vaticano para más señas. Vaya por delante que no me simpatiza nada este papa, me parece una continuación del nefasto papado de Juan Pablo II, de hecho, me parece que este hombre ha estado en todos los cocidos del Vaticano en las últimas décadas. Platos estos, no del todo lo limpios que deberían ser, para el Vicario de Cristo en el Tierra. Me parece de una frivolidad impresentable, con la que eta cayendo en muchos lugares del Mundo, que este hombre se venga a gastar los cuartos de unos y otros, para mayor gloria del marketing mediático del Vaticano. Las valoraciones espirituales del viaje, se lo dejo por ejemplo a la basura del Opus Dei y demás mafias afines o concomitantes. Lo que cuenta, es que hay gente que se muere de hambre, y seguramente, con lo mismo que se va a gastar en esta visita, muchas de las miradas perdidas de los niños de Somalia, no se apagarían en la oscuridad de la muerte. Que falta de caridad cristiana en estos papas.
    La golfería con sotana tiene a su máximo exponente de visita en España, ya nadie se acuerda de los pufos de banco Ambrosiano; de tapar corrupciones de pederastas, de inversiones de lo más pintorescas para la Iglesia; ya nadie se acuerda de una Papa, como Juan XXIII, o Pablo VI; y mucho menos de Juan Pablo I; éste último probablemente se haya muerto de asco al ver lo que tenía delante.

  6. Al menos, y en el plano internacional, no veo a nadie que pueda mejorar la valía y la representación que nos brinda el Rey.
    En cuanto a un presidente de república, no abarataría en nada los gastos del país. ¿O es que nos saldría gratis el mantenimiento de una sede presidencial?
    De todas formas, lo barato sale caro. Y no mejorará lo que hay.

  7. Avatar de Uno de los progres
    Uno de los progres

    No acabo de entender bien lo que quiere decir D. Fernando cuando afirma que «la joven pareja que encarnará la Corona española se presenta como algo más alejada del común de los mortales de lo que lo han estado –y vaya si lo han estado—Don Juan Carlos y doña Sofía».

    Yo no creo que esto sea así y no sé yo si no hay cierto tufillo «peñafielista» en esa afirmación … esperemos que no.

    Respecto al debate monarquía-república, ya he expresado mi opinión en este foro más de una ocasión. Siempre es preferible la razón de las urnas a la razón de la sangre, pero habrá que tocar la constitución y eso no es tema baladí y más con la que está cayendo …

  8. Veo que estamos en el único rincón monárquico que debe quedar en España. Ya sólo nos falta Peñafiel. Bien, algún amable y atento lector me ha criticado las continuas referencias a la Historia en vez de centrarme sólo en el presente y el futuro, pero no puedo evitar compartir con Marco Tulio Ciceron la idea de que la Historia magistra vitae; opinión que Cervantes en el Quijote corrobora, afirmando que la Historia es también advertencia de lo por venir. Por su parte Ortega y Gasset criticaba ya en 1910, en un pequeño opúsculo titulado «Adán en el Paraíso» la actitud ingenua de muchos españoles que creían haber descubierto la rueda. Esa ilusión recibiría el nombre de “adanismo”; pretendía comenzarlo todo de nuevo sin seriedad intelectual. Un “adanista” actúa cual si fuere el iniciador de la filosofía, de la economía, de la política, o del movimiento social. Y vuelta a empezar de cero.

    Admiro a los británicos por su sentido pragmático de la vida y su respeto a la tradición y a la Historia. Probaron la república con Oliver Cromwell y se les quitaron las ganas de repetir el experimento. Nunca más. Los españoles llevamos dos repúblicas convertidas en caóticas jaulas de grillos que acabaron con restauraciones y reacciones tremendamente conservadoras que duraron décadas y todavía hay quien pide la tercera. Será porque lo vencido a la tercera es el sentido común. ¿No fue Einstein el que dijo que locura es hacer lo mismo y esperar resultados diferentes? Si la monarquía actual nos ha garantizado uno de los periodos más largos de estabilidad política, desarrollo social y crecimiento económico que los experimentos se hagan con gaseosa y en el reino de Syldavia.

    ¿Qué la jefatura del Estado por herencia es un privilegio anacrónico? ¿Priviqué? A mí, celoso de mi privacidad hasta el seudónimo más que privilegio me parece un marrón dentro de una jaula. De oro la prisión, eso sí, pero un marronazo estreñido entre barrotes.

    ¿Cara la monarquía? No más que la república, sus fastos, oropeles y el mantenimiento de varios ex con sus respectivas pensiones, escoltas y gastos pagados. Y para injusticias genéticas por herencia esa de que unos reciban una casa de sus padres, acciones y patrimonios y miles de euros con gobiernos de ¿izquierdas? suprimiendo los impuestos sobre las trasmisiones y herencias mientras otros pagamos una hipoteca durante una vida entera y solo hemos recibido una cierta educación y enfermedades congénitas como legado familiar.

  9. No, Bruno, no. No estamos en el único rincón monárquico, sino en uno de los pcos rincones que, sin apriorismos ni sectarismos, discute sobre un tema que debería ser de normal debate en España…
    Por cxierto que hay repúblicas más hereditarias que las monarquías: los Bush (y Kennedy), los Papadopoulos (y Karamanlis), los Le Pen y otros franceses, socialistas y chiraquianos. Y, puestos a ser cerrados, nada más hermético que los ‘aparatos’ de los partidos, donde todo se decide en petit comité, sin la menor intervención de los ciudadanos. Lo mismo, por cierto, que en las estructuras dirigentes europeas. Así que, si queremos mejorar la feble calidad de la democracia, comencemos por exigir elegir a los vanrompuy y ashtons que en el mundo son, sigamos con la Fiscalía y con los magistrados del Constitucional y teminemos por pedir listas desbloqueada, ya que no abiertas. Luego, vamos y elegimos al Rey, pero como último eslabón de la cadena ¿o no?

  10. Más hereditario que imponer una persona por parte del partido correspondiente, no lo hay. Es la herencia que ejercen los grupos políticos en detrimento de todos los ciudadanos.
    No puedo certificarlo ahora mismo, pero se atribuye a Winston Churchill esta frase:
    «La democracia te permite votar por alguien que te imponen otros»

  11. Me equivoqué. Perdón.
    La frase es de un escritor norteamericano, Ambrose Bierce. Y dice:
    ‘El elector goza del sagrado privilegio de votar por un candidato que eligieron otros’
    Parecido, pero al Cesar…lo que le corresponde.

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