Pues pasa que van a acabar, por fin, quitándole de la cadena de emisoras episcopales. Y se irá a seguir predicando el mal con su libertad digital y con la red de televisiones que le han regalado Espe y Camps, y puede que también Herrera, el de Valladolid. Lamentable esta manera de dar teles a los amigos, pero también lo han hecho desde Moncloa con la sexta y abriendo el Plus, así que ya sabemos: una muestra más de que, o te alineas, o vas de ala.
Pero a lo que vamos, a Federico. Una auténtica rebelión se extiende en los medios periodísticos contra la manera de hacer de Jiménez Losantos. El matonismo, la prepotencia, el sectarismo más feroz y la difamación son las herramientas de tabajo más corrientes de quien parece que utiliza el periodismo, pero sólo nominalmente, porque no quiere hacer periodismo. Quiere ordenar el mundo a su manera, esclavizar al PP, hacer prisioneros a los obispos y, a quienes no comulguen con él –nunca peor dicho–, matarile. Se ha convertido en un peligro, gracias, en parte, a que fue alentado por el ex colaborador y aún colaborador de Zapatero MIguel Barroso.¡Cuánto daño ha hecho con todo esto!¡Qué miopía la de ZP a la hora de confiar en según quiénes (y lo peor es que este Barroso sigue ejerciendo su influencia telefónica en Moncloa, mientras utiliza la Casa de América para sus fines)!
El caso es que FJL, y quien dicen que es su jefe, o sea, Pedro J.Ramírez, se han convertido en los que mandan aquí:en la política, en las empresas, en el periodismo (hasta tienen el Marca). Y, por supuesto, Zapatero va al redil cuando el director de El Mundo se lo manda. Lo que pasa es que PJR es una cosa –al fin y al cabo, es un gran periodista, aunque los defectos y la ambición de poder tapen a las virtudes– y el gritón pendenciero es otra. A mí me horripila este estado de cosas, en el que lo que más sufre es el periodismo, ya abotargado por los 59 segundos, los programas televisivos de debate llenos de histriones –hay que ver la que organizó el otro día Buruaga, con dos personajes cuyos nombres prefiero ni reproducir– y los alquileres planetarios –¿verdad, Ferrari, verdad Carlotti, Lomana?– al poder de turno. Dan ganas de bajarse, cercados por el periodismo-espectáculo y las corruptelas.
Por eso me reconforta que haya quienes rechacen compartir un premio con quien con su conducta denigra cada día el periodismo. Sí, ahora voy a empezar a ver los programas de Buenafuente, cosa que antes no solía hacer. Que lo dejen solo a este FJL. Y bravo por el veterano Luis del Olmo, que se está atreviendo a dejar las medias palabras y se ha lanzado de frente contra ese peligro público al que nadie quiere y todos, por lo visto, temen, ese pésimo periodista, enorme ególatra, peligroso mixtificador, potencial chiflado y gran demagogo llamado Federico.
En fin, olvidé traer aquí algunos enlaces de gente que, en distintas tonalidades, piensa más o menos lo mismo. Soy contrario al insulto, que otros practican con liberalidad, pero creo que ha llegado el momento de decir las cosas muy, muy claras. Saludos
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