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(Lo siento por Lastra y por Rufián. Y hasta por Sánchez e Iglesias. Y por Casado e Inés Arrimadas. Pero la verdadera ‘prota’ de esta semana va a ser…Greta Thunberg)
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Paseo entre quienes forman cola para entrar en el Congreso de los Diputados en las jornadas de ‘puertas abiertas’. Escucho opiniones muy fuertes sobre ‘los políticos’. Me preguntan si habrá Gobierno, y qué Gobierno. Qué sé yo, les digo. Dependerá, supongo, del resultado del encuentro del PSOE con Esquerra este martes. O no. Pablo Casado podría ofrecer su apoyo a Pedro Sánchez para que se deshaga de la adherencia no muy deseada de Pablo Iglesias. O tampoco, que es lo más probable. Y de lo que pueda hacer Rufián ni hablemos.
Pregunto a la gente si ellos asistirían, el día 6, jornada de la Constitución, a la manifestación ecologista encabezada por Greta Thunberg. Para entonces, la ‘cumbre del clima’ llevará ya cuatro días funcionando, bien o mal, quién puede predecirlo. Alguno de mis interlocutores no está seguro de lo que representa Thunberg –yo tampoco mucho, acepto–, pero sí sabe bien, en cambio, quiénes son Rufián y Adriana Lastra. Otro me pregunta que cuál es el escaño de Iván Redondo. Quizá, me digo, los periodistas estemos equivocando las prioridades informativas.
El caso es que el COP25, o sea, la ‘cumbre del clima’, organizada en tiempo récord –en España sabemos hacer bien esas cosas, al menos esas—se inicia este lunes con presencia de decenas de jefes de Estado o de Gobierno, apoyada, menos mal, por grandes empresas como Acciona, Endesa o Iberdrola, que estos acontecimientos salen muy caros. Y con Margarita Robles estrenando el cargo de ministra (en funciones) de Exteriores. O sea, de anfitriona junto a Pedro Sánchez. Los dos viajarán al día siguiente a la ‘cumbre’ de la OTAN, dado que Robles es también ministra de Defensa. Casi nada. Avión a tope.
Para entonces, Greta estará a punto de llegar a Lisboa en el catamarán ‘La Vagabonde’; de allí, a Extremadura, desde donde llegará, quizá en tren, quizá en coche eléctrico –desde luego, nunca en avión, que menudo lío ha montado para llegar en barco desde América. Odia los aviones, dice, que contaminan: que Sánchez no envíe el Falcon a buscarla–, a Madrid para la ‘gran manifestación’ del día 6. Lo más cerca posible del Congreso de los Diputados, donde se desarrollará la celebración del Día de la Constitución. Puede que ese día ya sepamos –o no—si Esquerra apoyará el pacto de socialistas y unidas Podemos para gobernarnos a cuarenta y siete millones de españoles. Yo creo que la cosa se nos va para después de la Navidad, porque puede que Sánchez quiera correr mucho, pero no estoy tan seguro de que los de ERC, con el preso Junqueras a la cabeza, tenga tanta prisa: ellos piensan, claro está, en consolidar su poder en Cataluña, no en consolidar el Gobierno de España.
Pero el mundo entero va a estar pendiente de España esta semana que comienza. Me parece que más por la joven Thunberg y la que pueda organizarse con esas decenas de miles de manifestantes –Madrid ya está ‘tomado’ con medidas de seguridad, no por Greta, claro, sino por casi todo lo demás– que por las conversaciones de Adriana lastra con Gabriel Rufián. O por las posibles maniobras para disuadir a Sánchez de llevar adelante sus proyectos (ahora se habla de unas ‘ofertas’ al PSOE para que recupere Madrid; veremos, aunque me parece que eso tiene poca consistencia).
Supongo que nuestros gobernantes, una parte de nuestra clase política –otra abomina de la malhumorada Greta y permanece como de espaldas a la ‘cumbre’ del clima–, buscarán una ‘photo opportunity’ con la aún casi niña. No sé si Iván Redondo, desde su ‘escaño’ monclovita, habrá arreglado las cosas para que la imagen se produzca. Que de imagen, más que de realidades y desde luego mucho más que de programas, vive la rácana política española. Vaya imágenes: imaginen.
fjauregui@educa2020.es
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