Empieza un nuevo tiempo político. Es el lema con el que el Partido Popular clausuró este domingo su convención en Sevilla, finalizada por Mariano Rajoy al grito de “España no es un caso perdido y no quiere resignarse”. El líder del PP pide “confianza” y “austeridad”, y esos serán los lemas con los que intentará llegar a La Moncloa. Rajoy buscó titulares ante los suyos –un millar de candidatos y altos cargos del partido— diciendo que “España tiene sed de urnas”, pero trató de no repetir ataques al Gobierno socialista, hablando más del futuro que del pasado o incluso del presente: “es el momento de poner el país a punto para los próximos treinta años”, dijo.
Resultaba evidente que Rajoy hablaba ya como un serio candidato a inquilino de La Moncloa. Propuso un gran programa de actuación y de reformas, aunque no detalló en qué consistirá su programa de Gobierno. Y lanzó un mensaje de ánimo: “hace falta un plan global que integre todas las reformas que necesita la economía española”. Este lunes, Rajoy repetirá algunos de estos mensajes en una entrevista televisiva, y Zapatero hará lo mismo, lanzar sus ideas para el futuro, en otra cadena. Ha empezado, definitivamente, una campaña electoral que pasará por las urnas autonómicas y municipales de mayo y desembocará, si no hay sorpresas que ahora parecen improbables, en las elecciones generales en marzo del año próximo.
El aroma electoral impregna, así, todos los ambientes, y los pasillos de la convención del PP no eran ajenos a este clima. Como no lo fueron los corrillos en la ‘cumbre’ socialista que presidió el propio Zapatero. Se ha iniciado una nueva etapa, acaso una de las más cruciales que ha vivido España desde el inicio de la transición: nada va a ser lo mismo a partir de ahora, y tengo la impresión de que los políticos, sean del partido que sean, son sensibles a esta evidencia.
No es tiempo de pactos –ya llegarán, inevitablemente—y por ello Rajoy no hizo la menor alusión a ellos. El presidente del PP está lanzado a conquistar la presidencia del Gobierno, y sus mensajes se hacen más lineales. Aseguran que le han aconsejado no entrar en detalles acerca de las reformas que se avecinan, la laboral, la de pensiones, la del sistema financiero: que se desgaste el actual Gobierno poniéndolas en práctica. Por ello, en un meteórico encuentro con algunos periodistas que asistíamos a la convención, Rajoy no quiso abundar en estas cuestiones. Lo que ocurra esta semana de negociaciones entre Gobierno, sindicatos y patronal, que ahora comienza, no parece ir con él: Mariano Rajoy ha comenzado a sobrevolar el panorama desde las cimas, seguro como está, o al menos a mí me lo pareció, de la victoria, primero en mayo, luego en marzo del año próximo. Ahora tendrá que gestionar sus palabras y sus gestos en estos catorce meses que configurarán una España diferente.
Deja una respuesta