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¿Habló Chacón con Rubalcaba? La ‘tele’, única permitida en el Comité Federal, del PSOE no nos dejó comprobarlo. Parece que no, aunque la ministra aplaudió al final (parece) al ministro colega
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Si he de decir la verdad, la imagen que más me ha preocupado e impresionado de cuantas he visto esta semana que concluye es la de los mossos d’escuadra apaleando a un grupo de jóvenes ‘indignados’ en Barcelona. “Fue la policía catalana, no la Policía Nacional”, decían desde Interior, donde recordaban la exquisita prudencia de Rubalcaba a la hora de desobedecer, pura y simplemente, la orden de la Junta Electoral Central que pedía el desalojo de la gente de ‘democraciarealya’ estacionada en la Puerta del Sol. Hasta en eso fue Rubalcaba protagonista de la semana que terminaba con la aclamación por el comité federal socialista del hasta el momento vicepresidente primero del Gobierno y ministro del Interior como próximo candidato a La Moncloa, sin duda frente a Mariano Rajoy.
De la reunión del Comité Federal del PSOE este sábado me preocuparon, hasta donde me he enterado de lo que ocurrió a puerta cerrada, dos cosas: una, las escasas referencias a la ‘refundación’ ideológica y estratégica de un partido que claramente ha perdido mucho más que unas elecciones. Y dos, las casi nulas referencias a lo que ha ocurrido en las últimas dos semanas en tantas plazas españolas, ‘tomadas’ por el colectivo de ‘indignados’ que han acaparado los titulares de los periódicos de todo el mundo con su protesta contra el estado de cosas, económico y moral, en España. Que la concentración en la Plaza de Catalunya fuese brutalmente disuelta por los mossos –para que, a continuación, muchos miles de jóvenes más volviesen a darse cita en el mismo lugar, sin que la policía autónoma interviniese esta vez–, demuestra que los poderes públicos, en general, siguen sin entender nada, pese a la ‘desobediencia’ de Rubalcaba a la Junta Electoral. Pero el hecho es que los dirigentes socialistas andaban más preocupados por sus problemas internos, por el ‘cambio de caras’, que por otra cosa. De acuerdo: lo urgente era nominar a Rubalcaba, pero hay que ir más lejos…
Así que, con el nombre del ‘sprinter’ (Zapatero dixit) Alfredo Pérez Rubalcaba en todas las bocas, la gran pregunta que todos se hacían en el Comité Federal era la de si, en efecto, el vicepresidente será, como anunció el sempiterno optimista Zapatero en su discurso inicial, capaz de ganar las elecciones de marzo de 2012 –porque nadie enunció siquiera la posibilidad de unas elecciones anticipadas—que le convertirían en presidente del Gobierno frente a Mariano Rajoy. Mi opinión es que Rubalcaba, viejo zorro político, intuye perfectamente la verdad, aunque se mostrase obligadamente eufórico en su discurso ante el comité federal: no tiene, visto lo visto, demasiadas posibilidades de llegar al principal sillón de La Moncloa. Todo lo más, como tantas veces se ha dicho, podrá salvar los muebles, antes de ceder el testigo a otra figura, más joven –hay más nombres además del de su ahora no tan amiga Carme Chacón–, que se vaya fogueando en cuatro años de oposición.
Este me parece el calendario más razonable. Pienso que Rubalcaba debería ahora abandonar algunas de sus responsabilidades –señaladamente, la de Interior, que exige, en los tiempos actuales, una gran dedicación—y prepararse para la gran confrontación, mientras ayuda al saliente Zapatero a culminar algunas de esas reformas que exigen Europa y los tan mentados mercados exteriores. Encontré, en mi breve excursión sabática al Comité Federal, muchas más personas de las que yo creía que se mostraban partidarias de ir bastante más allá de lo que plantean estas reformas y proponer, al menos proponer, otras muchas, que los socialistas habrán de pactar en el futuro inmediato con el poder que nos viene. Lo importante, pues, no es si Rubalcaba podrá llegar con bien a las elecciones generales. LO importante es si querrá o podrá pactar la nueva era que se está abriendo para España. O si, como –lógicamente– han empezado a decir desde el PP, no es más que una figura del pasado actualizada a la fuerza.
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