(Rubalcaba: en boca cerrada no entran moscas. Pero Gabilondo le contradijo. ¿Desenlace? Probablemente, nada)
Reconozco que tengo gran aprecio político por Rubalcaba, pero me parece que ha llegado con demasiadas ínfulas. Muy mandón, si me perdona usted la vulgata del término. De pronto, manda parar, o callar, y todos (o casi todos), obedientes, a callar: ya no se puede hablar de ETA y ser ministro al msmo tiempo. Menos aún se puede decir que lo del fin de ETA va bien: eso solamente puede decirlo, según parece, Rubalcaba, que, por cierto, lo dice, aunque siempre en sus confidencias del sillón de orejas, con lo que poco trasciende.
Qué quieren que les diga, en una democracia pienso que se puede y se debe hablar: lo malo es decir tonterías cuando se habla, o estar tan mal informado que tus palabras causen estragos, que algo de eso puede haber. Echo de menos precisamente lo contrario: que los ministros –y, por cierto, también Rubalcaba, que siempre se despacha con un par de generaliades que no le comprometen y con las que, por tanto, no yerra—hablen, que nos digan qué van a hacer en esta nueva etapa, si es que tal nueva etapa se ha iniciado. Que nos cuenten sus planes sobre todo en general y, en particular, sobre el tratamiento a dar a ETA, más allá del consabido “que entreguen las armas y se disuelvan”, que está muy bien, pero resulta poco realista.
A veces me da la impresión de que APR se está convirtiendo en una suerte de madre cuidadora de sus polluelos, los ministros. Y entonces, claro, viene alguien con la suficiente talla, por ejemplo Angel Gabilondo, ex rector y actual titular de Educación, y contradice al vicetodo diciéndole que no, que se puede hablar de ETA, faltaría más. Y otro berrinche en Moncloa: si es que no hay manera de coordinar las cosas, aquí cada cual va por su lado, etcétera, etcétera. Menos silencios y menos berrinches, Rubalcaba: ETA es un problema de todos, como el resto de los temas en agenda. Ya una vez nos dijeron, cuando oficialmente no existía, que hablar de crisis era antipatriótico. ¿Nos va usted a decir, señor vicetodo, que también es antipatriótico opinar sobre la banda de horror y del terror, la que protagoniza nuestras pesadillas desde hace cuarenta años?
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