Pedro Sánchez (y Yolanda Díaz) ganan por mayoría absoluta el primer ‘round’, el de la presidencia del Congreso para la socialista balear Francina Armengol; presumiblemente, ganarán también el segundo y definitivo para la investidura, aunque sospechemos que la negociación con Junts y con Esquerra no está, ni mucho menos, terminada. Puede que ahora vengan las exigencias verdaderamente onerosas.
Era previsible el respaldo ‘in extremis’ de las gentes de Puigdemont a la toma del control del Parlamento por el Gobierno socialista, tras muchas horas de chalaneo. Lo que no era previsible era una ruptura tan temprana del bloque de la derecha, al presentar Vox a su propio candidato para la presidencia de la Cámara Baja frente a la candidata del PP, Cuca Gamarra. Se abre un período difícil para Feijoo, sin duda. Pero la Legislatura será también muy complicada para el presidente del Gobierno en funciones y previsiblemente próximo presidente, Pedro Sánchez. Y para todos.
Quedan muchos flecos por desentrañar, demasiado por averiguar acerca de cómo han sido las negociaciones ‘discretas’ (opacas) con Junts, en las que ha participado intensamente la propia vicepresidenta y líder de Sumar, Yolanda Díaz. ¿Qué se ha prometido a Junts a cambio de su apoyo presente y del futuro, en la sesión de investidura, a la candidatura de Sánhez?. En el otro lado, destaca la absoluta soledad del Partido Popular de Feijoo, el ganador, recordemos, de las elecciones del 23-j y el claro perdedor del período poselectoral. Ya no le queda ni la inestable ‘alianza a palos’ con Vox, que decidió presentar a su propio candidato, Ignacio Gil Lázaro (ex militante del PP), a la presidencia de la Cámara Baja, cosechando apenas sus propios 33 votos.
La jornada de este jueves ha sido sin duda de victoria y alegría para Sánchez, que logró reunir 178 votos a favor de Armengol, la mujer a la que eligió personalmente como ‘presidenciable’ del Legislativo, en un claro guiño a los independentistas catalanes. Y, por contra, jornada de tristeza para un Feijoo que no logró sino los votos propios del PP (139) para su candidata y ‘número dos’ del partido, Cuca Gamarra. Se despeja de golpe una de las incógnitas que pesaban sobre la Legislatura: el precario pacto PP-Vox, falsamente calificado como de ‘centro derecha’, ha estallado en pedazos, aunque, claro, no parece imaginable que la formación ‘ultra’ de Abascal apoye la investidura de Sánchez ni rompa sus acuerdos autonómicos con el PP en Aragón, Extremadura, Castilla y León, Baleares y Valencia. Veremos qué ocurre con Murcia, donde posiblemente se repetirán las elecciones autonómicas.
Como consuelo, le queda a Feijoo la sensación de que el hundimiento de Vox se va a acelerar, y eso siempre sería bueno para las expectativas futuras de los ‘populares’. A ver cómo gestiona el ex presidente de la Xunta gallega la nueva situación, comenzando por la sesión de investidura, a celebrar quién sabe cuándo y bajo qué parámetros. Difícil papeleta para el rey, que presumiblemente tendrá que encargar la gobernación del país a quien, sin haber ganado las elecciones, ha logrado, entre otros, los apoyos de quienes quieren destruir al Estado y que ni siquiera acudirán a la llamada a consultas del monarca.
Pero tampoco para Sánchez van a ser fáciles las cosas: primero, porque Puigdemont puede introducir ahora sus exigencias de máximos (autodeterminación, amnistía) para apoyar la investidura. Segundo, porque, en el mejor de los casos, tendrá que gestionar las aspiraciones de la veintena de partidos que apoyarán, o no, sus medidas. Y tercero, porque el PP tiene mayoría en el Senado, con la inherente capacidad de bloqueo, y también porque el partido de la oposición es el que gobierna en una mayoría de autonomías.
El país está políticamente partido en dos y son muchas las voces que reclaman un acuerdo entre los dos bloques mayoritarios, cada día, sin embargo, más lejano. Lo que se puede prever es que la Legislatura será seguramente breve…y trepidante, quizá no del todo para bien.
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