Ahora lo veo más claro, y menos borroso: ¡Se va Barroso! No Durao Barroso, claro, sino Miguel, Miguel Barroso, el hombre que más inquina almacenó contra la prensa digital, contra los periodistas independientes. Tuve ocasión de decirle que, si pudiese, yo mismo le enviaría el motorista con el cese, de pura gana que tenía de que se marchase. Y se ha marchado, al fin. Esperamos que, con esta nefasta política de comunicación, no le haga bueno el Moraleda agrícola que viene a sustituirle, dicen. Se va Barroso, el que tanto barro nos arrojó, sin jutificación alguna. Barroso, barrera de tanto pluralismo informativo, que barruntaba tempestades porque él mismo las provocaba. No le deseo el mismo mal que él a muchos de nosotros; simplemente, me alegro de su marcha, y que le vaya bien en sus productoras futuras, en sus novelones, con sus hormigas, que no te enteras, Contreras. Se va, se va…
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