No, don José Blanco, no: hay muchos a quienes la limitación de velocidad con nocturnidad y alevosía nos parece una medida facilona pero poco eficaz, estoy a punto de decir que una solemne bobada que tendrá más influencias negativas en la moral de la tropa que positivas en la economía, y ni somos del PP ni nadie nos ha llamado ‘frikis’ hasta ahora. Aunque algunos estemos al borde de pasarnos a un sentimiento anarcoide de la vida, visto lo visto, y ahí va usted a tener razón.
Don José: le respeto, creo en su intuición política y en un sentimiento básico de honradez en su talante ocasional de perro ladrador del ‘aparato’ partidario. Pero no creo que la descalificación ante la crítica, venga ella del adversario político y/o, en este caso, de amplias capas de una sociedad preocupada y angustiada, sea la mejor medicina para esa moral quebradiza de quienes ven adelgazar el contenido de sus bolsillos sin demasiadas esperanzas de remisión. Y lo mismo le digo al señor Rubalcaba, que se deja deslizar por un tobogán de descalificaciones que le equiparan a quienes, desde la otra orilla, ya hace algún tiempo que se despeñan por la rampa.
¿Cómo diablos pretender que los españoles sientan aprecio por una clase política que, en el fondo, les llama ‘frikis’ por coincidir esta vez con un partido que critica una medida gubernamental? Venga, menos aullidos a la luna y más trabajar para que España vuelva a ser un país encantado de haberse conocido.
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