Voy a decirlo. Yo, que apoyaba la manifestación de este sábado en Madrid, me sentí bastante avergonzado por el trato que se daba por parte de ciertos manifestantes a algunos de mis compañeros en Telemadrid, que habían sido enviados a cubrir la manifa. Y no es que esté en desacuerdo con quien piensa que algo había que estaba mal (no me consta que los redactores tuviesen consignas, aunque sí es cierto que algún comentario me chirrió, como el de que se veía una bandera cubana: ¿y qué?. Y, por cierto; en lo personal, gracias por el elogio, amigo): es que me parece que todos podemos, y debemos, criticar la línea editorial de los medios de comunicación, que para eso están ahí, de cara al público, y algunos son públicos. Pero hay que dejar a los profesionales ejercer libremente su oficio. Y en la manifa se ejercieron algunas presiones sobre los redactores de Telemadrid que habían acudido a cubrir aquello. Me pareció mal que algunos energúmenos ejerciesen otras presiones contra los periodistas de TVE y la SER en la manifestación de la AVT del domingo 31 de diciembre, tras el atentado. Y no me parece mucho mejor lo que algún bestia, espero que aislado, hizo ayer contra mis compañeros/as enviados a Colón, Cibeles y la Puerta de Alcalá por los responsables de Telemadrid. unica cadena que, por cierto, cubrió en directo todo el recorrido.
Y conste que no estoy defendiendo a priori a Telemadrid. No, no estoy de acuerdo con todo lo que se hace en la tele madrileña, donde colaboro, como en algunos otros sitios. La verdad es que he podido expresar ese desacuerdo dentro de la cadena siempre que he tenido oportunidad, dentro del respeto a quienes no opinan como yo. Y colaboro ahí precisamente porque, hasta el momento, me han dejado decir lo que quiero, tanto Eli del Valle o Curri Valenzuela de manera periódica, como este sábado Víctor Arribas y la dirección de informativos, sabiendo que mi postura era discrepante con la que se supone es la oficial en esta televisión. Sé que algún otro compañero, como José María Calleja, dice haber tenido problemas, ya parece que subsanados, y sé lo que pasó con German Yanke, aunque tengo al respecto una opinión propia que mejor no traer aquí, porque no se trata de meterse con nadie (y no hablo, por supuesto, de Germán).
En Telemadrid han pasado muchas cosas. Sin duda, puede que algunas manipulaciones, pero también alguna huelga más política que sindical y, la verdad, lo que yo creo que ha sido alguna calumnia contra mi amigo, aunque en tantas cosas discrepe de él, Manuel Soriano, a quien considero un caballero incapaz de algún conato de acoso del que le han acusado, sin duda falsamente, y siento tener que decirlo así. Sé que ello me granjeará alguna enemiga, como la que me supuso, nada menos que en Moncloa, declararme amigo personal de Alfredo Urdaci, con quien ninguna afinidad política, sin embargo, me une, cuando sufría una persecución tenaz por parte de los socialistas que arribaban al poder.
Ni Soriano, con quien he tenido más de un rifirrafe profesional en el pasado, y no por cuestiones ideológicas precisamente, ni Urdaci, se han preocupado nunca de por dónde iban políticamente mis pensamientos; simplemente, no me han encargado labores de responsabilidad en los medios en los que mandaban o mandan, aunque me han permitido colaborar en ellos, y punto. Así, supongo, son las cosas. Y, desde luego, peor y más sectariamente se han portado conmigo en otros medios no públicos, sino bien privados, aunque siempre en busca de la munificiencia del poderoso, como la Onda Cero que dirige mi ex amigo Ferrarri.
Pero no divaguemos. Digo que, quitando este aspecto, creo que muy reprobable, de ataques por parte de los manifestantes a los más indefensos de los medios de comunicación –es decir, a los redactores de a pie, nunca mejor dicho–, me pareció que la manifa de Madrid era bastante ejemplar: nadie acababa de entender por qué el PP no estaba allí, pero no hubo gritos contra ellos, ni apenas pancartas. El manifiesto final –que, uf, no fue leído por Rosa Regás, sino por Almudena Grandes– era un prodigio de moderación y de equilibrio, que dejó mudos a algunos que atacaban injustamente los motivos y finalidades del acto. Y, además, nos solidarizamos con esas gentes que han llegado a España buscando una vida mejor y, de paso, cooperando a nuestra riqueza. Sí, yo me hubiese manifestado este sábado si no hubiese estado en Telemadrid dando la réplica a una Mamen Gurruchaga que tiene derecho a pensar distinto, tan, ay, distinto…
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