Tensión máxima en la calle

Lo de hoy frente al Parlament de Cataluña ha sido gravísimo. No reconozco en esos cafres al movimiento 15-m, que tanto nos encandiló y cuya vigencia yo al menos aún sigo reivindicando. Pero esto está yendo demasiado lejos; probablemente, los apóstoles iniciales de la revolución (de mentes y leyes) pacífica han sido sobrepasados por su propia incapacidad organizativa. Y ya se sabe que, en estas crcunstancias, son los extremistas, los fanáticos, los ‘cuanto peor, mejor’, quienes toman el timón. Y así se han frustrado tantos sueños a lo largo de la Historia…

Hay quien le ha echado la culpa a Pérez Rubalcaba; no la tiene. Zapatero, aún menos. Ellos no generaron nada de esto, contra lo que dice la matraca de algunos de los enfrente, cegados por interesadas tesis conspirativas. Pero sí es cierto que tampoco generaron la crisis económica y, sin embargo, no han sabido gestionarla. Este país exige cambio y unidad frente a los muchos que quieren socavarlo. Y también para infundir confianza y esperanza a la gente desilusionada, cabreada, harta de injusticias. Unidad de PSOE, de PP, de cayoslaras, de arturmases, urkulllus y quinceemeros de buena voluntad, que estoy seguro de que son la mayoría. No es tan difícil, caramba, ponerse de acuerdo en un programa de mínimos para desatascar esta situación. Luego, las legítimas y desebles discrepancias, la función crítica de la oposición y de la calle. Pero jamás esta tensión callejera. Ya decía yo el otro día que es mala cosa que la policía, por las razones que sean, haga horas extra.Y menuda racha llevan…

8 respuestas

  1. Estimado Sr. Jauregui. A vd. que hoy desde su privilegiada tribuna se atreve a descalificar a todos los que se quejan haciendo saco común con todos ellos, le he oído hoy decir en Televisión Española que nadie se quejaba cuando las cosas iban bien y consumiamos cemento a mansalva. Este tipo de mensajes que tratan de silenciar un descontento que se acumula desde hace años no hacen más que cabrear y hacerse sentir ignorado al personal. No se si vd. ha dicho eso por desconocimiento o por la intencionalidad de diluir responsabilidades, que me decanto más por lo segundo, pero no hay que ser muy desmemoriado para tener en mente las manifestaciones por la vivienda digna y otras muchas protestas que venían a señalar hace años que algo se estaba haciendo muy mal en España y de esos barros estos lodos. Por favor, si vd. quiere que las cosas sigan un orden -yo también es lo que quiero- haga el favor, junto al resto de todólogos, de empezar a poner a cada uno en su sitio y eso incluye a los que se quejaron, a los que no se quejaron, a los que asistieron complacientes y a los que fomentaron el desastre actual que es innegable se pongan como se pongan. Un saludo.

  2. No son culpables, pero si responsables.

  3. Fernando,¿por qué es tan «gravísimo?. Es lo mismo que ocurrió hace unos días en Valencia: una protesta contra unos representantes a quienes ellos consideran no representativos, corruptos, . . . etc. La única diferencia es que en Valencia, la Policía de Rubalcaba (a quien tú consideras, siempre, excepto hoy, irresponsablemente ausente de su tarea) hizo correctamente su trabajo, sin «excesivos excesos». En cambio, el conseller Puig, con la mala conciencia de los desmanes de los Mossos en la Plaza de Cataluña, se ha asustado y no se ha atrevido a cumplir con su responsabilidad. ¡Pero si ya admitió, previamente, su rendición enviando a Mas en helicóptero!.
    No se puede dejar a una multitud cabreada, descontrolada; y, si encima, como publicáis hoy, infiltras a policías, a los que solo les faltaba el letrero, . . . , pues ya tienes el lío seguro.
    No creo que fuera pretendido, pero han conseguido que nadie habléis hoy del vergonzoso acuerdo del PP con los «separatistas y vendepatrias» de CIU. ¿Ya no le importa al PP que ataquen la unidad de España, que, como se ve, se rompe?. ¿Ni a CIU que los peperos fueran quienes presentaron el recurso de inconstitucionalidad contra su Estatut?.
    ¡Cómo no va a haber indignados!. Aunque se hayan pasado un par de pueblos.

  4. Sr. Jáuregui: Le he visto y oído a Vds. ayer en «24 hs» y, contrariamente a lo que Vds. (periodistas, me refiero) persiguen, cada vez estoy más indignado.
    Esa forma sibilina que Vds. tienen de ir, poco a poco, descalificando y demonizando el movimiento 15M, no es más que un ejercicio de cinismo y servilismo que, gracias al cielo, a nadie engaña ya.
    ¿No se ha «indignado» Vd. nunca? y cuando está Vd. «indignado» ¿No le ha apetecido nunca abofetear al causante de su justa indignación? ¿no ha agarrado Vd. nunca a nadie por las solapas? ¿le convierte eso en un violento por sistema? Yo creo que no.
    Vd. sabe perfectamente que el movimiento 15M no es violento. Nunca lo ha sido y nunca lo será. A no se que Vds. y otros serviles con acceso a los micrófonos y las cámaras emponzoñen de tal modo el panorama que, al final, consigan lo que se proponen. Por que ese es su objetivo final. No les interesa nada que exista el 15M ni nada parecido. Les da miedo. Les ha entrado en canguelo. Tanto tiempo domesticando. Tanto tiempo esclavizando. Tanto tiempo engañando. tanto tiempo poniéndole al pueblo la zanahoria del «bienestar» delante del morro. Tanto tiempo dando campanadas al son de las «virtudes» de Europa, del mercado, Tanto tiempo vendiéndonos la «buena vida». Tanto tiempo dando por el …. ¿Eh? Y ahora comprueban que no estamos dormidos. Y si lo estábamos, nos hemos despertado por fin. Y ahora ya no es posible que nos vuelvan a dormir. Nos vencerán, no lo dudo. Pero de otra forma. Cuando nos venzan, me gustará ver a quién califica Vd. de violento.
    Ha dicho Vd. esta noche que el movimiento necesita organización y lideres que les permita dialogar y negociar.
    Sabe Vd. de sobra que han demostrado una capacidad organizativa inimaginable hace solo un mes. Se lo estaba diciendo una compañera de tertulia pero Vd., claro, ni caso.
    ¿Que hay que dialogar, sr Jáuregui? ¿qué hay que negociar? El movimiento 15M ha dicho ya por activa y por pasiva lo que quiere y lo que espera: Políticos que representen al pueblo y traten de resolver sus problemas reales. Políticos menos corruptos, menos chorizos. Menos políticos y menos «eternos». Mas inteligencia y sabiduría en la política. Mas consciencia y conciencia.
    Economía al servicio del pueblo, sin negar el lógico y justo beneficio de quienes luchan e invierten. Pero no queremos beneficios individuales y pérdidas sociales.
    Quieren que los bancos no sean los beneficiarios de la crisis. Que las empresas no pierdan un 8, 10 o 15% respecto al año pasado, con unos beneficios de miles de millones de euros. Que no puedan despedir por la cara a miles de trabajadores mientras unos cuantos privilegiados se reparten miles de millones de euros. En todo caso, que esos despidos los paguen ellos. No nosotros. No Vd. Ni yo.
    Quieren una prensa libre, informativa y formativa de verdadera opinión. No quieren periodistas vendidos al partido de turno. Quieren que los medios de comunicación digan «la verdad» y no «sus mentiras». Desean que tanto los periodistas como los políticos sean independientes. que expresen su sincera opinión. Siempre. No una vez una y otra vez otra, según convenga y según quien pague.
    Por otro lado, Sr. Jaúregui, el movimiento 15M no quiere dialogar. Porque no necesita negociar nada. Sus reivindicaciones están ahí (Si Vds. lo tienen a bien y las difunden con probidad). Son justas. Están en boca de todos. Incluso creo que Vd. y muchos de sus colegas, en un mal día, suscribirían la mayoría de estas peticiones. Es lo que están reivindicando la mayoría de la población. Por que Vd. sabe que, contrariamente a lo que dice Vd. mismo, el 15M representa a la mayoría de los ciudadanos de este país que se llama, pese a quien pese, España.
    Está muy claro, pues, a quién representan Sr. Jáuregui: a los ciudadanos, a la mayoría. A mi. Y aunque le de un ataque de hígado, a Vd. también.
    Por supuesto que su grito de guerra es «No nos representan». Naturalmente. Cómo nos van a representar una panda de miserables, la mayoría sin oficio ni beneficio y sin sentido común alguno, que se amparan (y se dejan amparar por Vd.) en los resultados de unas elecciones en las que, sensatamente, no se puede participar. «Participar» digo. ¿Que político le representa Vd. Sr.Jáuregui? De verdad.
    Mire Vd. las encuentas de valoración y grado de confianza que la población tiene en los políticos… Prefiero mil veces a los jóvenes del 15M.
    El problema no es del miovimiento. Tienen organización, reivindicaciones y líderes. El problema es de los políticos y sus adláteres: por que ellos si que no representan a nadie. No son capacer de dialogar y, desde luego y Vd. lo sabe bien, no van a negociar nada, nunca.
    Tengo 58 años. Soy funcionario público. Debería ser un «Civil Servant» y soy, permítame la expresión, un puto oficinista.
    Estoy indignado y pido ¡Democracia Real, ya!

  5. A Artemio:
    ¿Se trata de silenciar un descontento o de analizarlo hasta el final? Me he explicado muy mal si doy la impresión de tratar de poner sordina a una situación muy grave (lo he dicho y escrito hasta la saciedad).
    ¿Diluir responsabilidades? A cada cual la suya
    ¿Todólogos? Es una definición graciosa y posiblemente hasta ajustada, aunque no a este caso. Yo, como ciudadano –bien que con’tribuna privilegiada’–, como español, como periodista, tengo derecho y hasta obligación de pronunciarme.
    Un saludo

  6. Sin ánimo de aburrir, incluyo el artículo que he enviado a OTR hoy:
    ——-

    La nueva rebelión de las masas

    Fernando Jáuregui

    El estudio del comportamiento de la masa, de las masas, es una constante en la historia de la filosofía; en la era contemporánea, desde Ortega hasta Peter Sloterdijk se han adentrado en la ardua tarea de discernir por qué los comportamientos masivos son como son y no de otra manera, qué los orienta, cómo pueden dirigirse. Si la coyuntura que estudiaron el primero en ‘la rebelión’ y el segundo en ‘el desprecio’ (de las masas) fuese la que hoy vive el mundo, desde el norte de Africa y países de Oriente Medio hasta la Ciudadela de Barcelona, esa labor de disección filosófica y/o sociológica se haría imposible. Las calles han entrado en efervescencia, arden, y basar la explicación de los mecanismos que mueven a muchas gentes en una u otra dirección simplemente en el contagio de las redes sociales por Internet movilizando un descontento que no es el mismo en todas partes,me parece excesivamente simple.

    Sé de quienes, a la vista del comportamiento de unos miles de personas en España entre el 15 de mayo y el 15 de junio pasados, preparan ya ensayos tratando de explicarse y explicar por qué surge un movimiento, el de ‘democraciarealya’, basado en el descontento y la desesperanza, en el ataque a la torpeza de la gestión de la cosa pública, pero movido sin duda también por muchas otras cosas.

    Me parece un poco prematura esa pretensión entemológica de los futuros ensayistas: no sé siquiera si los campamentos en la Puerta del Sol se corresponden milimétricamente con las ‘sentadas’ ante el Parlamento valenciano o las salvajadas ante el Parlament catalán. O con el asalto verbal, grosero y zafio, a un alcalde, como Ruiz Gallardón, a la puerta de su domicilio particular mientras paseaba a su perro junto a su mujer y sus hijos. O si todo ello guarda relación íntima con el lamentable comportamiento de algunos vecinos madrileños con el líder de Izquierda Unida, Cayo Lara, cuando quería unirse a un grupo que defendía a unos ‘okupas’.

    Probablemente, cada uno de estos episodios necesite unas explicaciones diferentes y hasta tenga un componente sociológico distinto. Ya hemos acordado que nada tienen que ver los primeros manifestantes del 15-m con las tribus urbanas y suburbanas que arrasaron la Ciudadela barcelonesa ni con los energúmenos que pretenden apropiarse la verdad y la representación del pueblo en exclusiva, sin pasar por las urnas. Una cosa es la crítica a una clase política que ya no nos merecemos y otra, muy distinta, rebajar el nivel hasta el punto de no ser digno ni de ejercer esa crítica, que nunca puede consistir en empellones, insultos, salivazos y cubos de pintura contra los legítimos representes de un pueblo que los ha votado, y no a sus agresores.

    Todas esas tribus, urbanas y, sobre todo, suburbanas, son, posiblemente, diferentes. Las hemos homologado y equiparado a base de no comprender cómo funciona el tam-tam de las redes sociales que a unos y otros convocan en su simplicidad de ciento cuarenta caracteres. Como hemos equiparado al movimiento Anonymous con este bullir callejero por el hecho de que ni unos ni otros tienen líderes reconocidos y ‘están en la red’, y porque algunas ‘indignados’, en su afán –propio de la masa– por diluirse se adornan con la careta mefistofélica del reino de los ‘hackers’.

    Tengo la impresión de que quienes nos situamos en el nivel de los observadores, aunque, como yo, tengamos indisimuladas simpatías por el original 15-m –que ninguna por las últimas derivaciones–, habremos de afinar un poco más en nuestros análisis. No vale ‘el totum revolutum’ para descalificar una movida que contó con tantas simpatías en su arranque.

    Ni el descontento va a decrecer, porque ahí sigue ese escalofriante 43 por ciento de paro entre los jóvenes, ni, presumiblemente, la actuación de los políticos en cuanto que clase y estamento va a mejorar demasiado. Yo creo que el 15-m debe seguir como movimiento crítico y, por tanto, cada vez más alejado del concepto de masa. Y ahí puede estar una clave: la crítica social, para ser efectiva, tiene que ser dialogante aunque implacable, moderada y tolerante a fuer de demoledora, organizada a fuer de libertaria. Nada que ver con masas vociferantes, airadas, que no conocen de veras por qué lo están, masas que siguen eslóganes simplones, de sal gorda. Es en ese momento cuando llegan los extremistas, los maniobreros, los infiltrados, a controlarlas. Y es ahí donde y cuando han muerto los más bellos sueños que trataron de cambiar el mundo.

    fjauregui@diariocritico.com

  7. El 15M, el 19J, Anonimous…, no son más que el reflejo del cansancio de una ciudadanía -cada vez más informada- sobre los desmadres de una casta política corrupta, mediocre e impune y sus relaciones con los dueños de la pasta. Que perroflautas, antisistemas, ultras, incluso partidos y sindicatos, intenten apropiarse del movimiento no cambia nada. Estamos hartos de su corrupción e impunidad. Espero que el 19J millones de «hartos» se reunan para gritarle a la casta «estamos hasta los cojones de vosotros y no tragamos más. Más os vale cambiar el rollo por las buenas».

  8. Coincido con escéptico, hay mucho desencanto y hartazgo, de que siempre seamos unos los ‘paganos’

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