Que nuestro presidente del Supremo entienda que la policía británica tiroteee a un sospechoso que lo era en parte por su tez morena me parece preocupante. Que parte de nuestra clase política y periodística, y, claro, de nuestra ciudadanía, comprenda esa política de gatillo fácil, me parece ya angustioso. ¿No será que vemos demasiadas películas tipo Harry el Sucio? ¿O que hemos perido los referentes democráticos? Porque una cosa es tomar precauciones ante el terrorismo suicida de quienes no respetan ni la vida propia ni las de los demás, y otra, muy distinta, dar licencia para matar, como en tiempos de 007, que también era British, por cierto.
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