Tremendo tiroteo sobre Francisco Camps. Cintas que me parece que poco tienen que ver con el fondo del tema que se sustancia en el juicio –los trajes, y nada más; no la circunstancia de esos trajes—y que ridiculizan al que fue presidente de la Generalitat valenciana se escuchan estos días más que la canción de moda. Le declararán inocente o culpable –multa casi absurda–, le restituirán oficialmente fama y honores…o no. Pero ya todo es irreparable: su hijo, al que conocí casualmente como alumno de Derecho, ya nunca podrá levantar la cabeza al mirar. Su vida está destrozada por esa pena aún más difusa que la del cohecho impropio: la pena de telediario, la pena infamante que ningún Código Penal contempla, pero de la que tanto se abusa.
Ignoro todo del fondo del asunto. Tiendo a pensar que sí, que le regalaron los famosos trajes. Incluso podría admitir –el juez dirá—que puede que haya mentido al respecto, en lo que fue el comienzo de lo que luego ha sido una desastrosa estrategia defensiva. Quién sabe si prevaricó al conceder la organización de actos al amigo indigno, o en qué otra cosa relacionada con la pringosa ‘trama Gürtel’. Pero eso no es lo que se sustancia, ni hay pruebas, creo, para afirmarlo.
Yo, en lo básico, quiero creer y creo, y me parece que muchos comparten esta creencia, que Francisco Camps es incapaz de llevarse un euro mal habido a su bolsillo. Y que, en esa maldita comedia que consiste en que tanta maldad política haya anidado en la Comunidad Valenciana, Camps ha tenido un papel más bien secundario, aunque estuviese al frente de la nave.
Pienso que hay que luchar contra la corrupción con todos los medios a nuestro alcance. No estoy seguro de que esta suerte de inquisición contra el tonto útil sea una aportación importante a esa lucha. Con la que ha caído y está cayendo…
Deja una respuesta