Claro que, tras las «duras negociaciones telefónicas», todos dirán que sí. Es dinero que se llevan, desde luego. Para sus viajes gratis total, sus audis tuneados y sus asesores, chóferes y representaciones diplomáticas en Singapur (palabra de honor: hay una de la Generalitat en tan remoto lugar). Olvidarán agravios comparativos –aunque los airearán– y esperarán que nosotrops olvidemos que han llevado la negociación en secreto, de clase política central a clase política autonómica, sin que nosotros, que somos los que pagamos y les sentamos en sus sillones, nos hayamos enterado de nada, para qué.
Hablo, por supuesto, de la financiación autonómica, pero podría hablar de cualquier otra cosa. El secretismo, la falta de transparencia y la nula participación de los ciudadanos es la tónica en un país donde nunca hay un referéndum, donde las listas electorales son bloqueadas y cerradas, donde mandan los ‘aparatos’ de los partidos y las bases no cuentan para nada. Hasta rato en Francia iban a tolerar, esas bases y esa ciudadanía, y los medios, comportamientos semejantes, y mira que a mí Sarko me cae como una patada. Hasta rato iban a soportar esa opacidad, ese aparecer un domingo en una rueda de prensa (por muy bien que me caiga Elena Salgado, he de decirlo) para darse lustre y hacer propaganda, pero no dando los datos clave –eso ha ocurrido hoy con la dichosa financiación–. Hasta rato iban a aguantar que un tal Bárcenas impusiese su voluntad y su chantaje a su partido, al que va a acabar haciéndole un serio agujero. Hasta rato iba a salir Roldán de la cárcel sin haber devuelto un duro –perdón, un euro– de lo mal habido. Hasta rato no iba a comparecer Chaves ante una comisión parlamentaria para explicar lo de su hija –a mí me parece una tontería el caso, pero no el comportamiento escasamente democrático–. Hasta rato Camps –también lo de los trajes me parece una chorrada– iba a seguir desdeñando a la prensa y utilizando ‘su’ televisión, a la que yo no pienso volver ni loco…
En fin, que buenos estamos, aunque alguno no vea las cosas tan negativamente como yo lo hago. NO es que yo crea que Francia es el colmo de los comportamientos democráticos, como no lo es esa Gran Bretaña donde un presidente del Parlamento dimite por mucho menos de lo que por estos pagos ocurre. O esa Alemania donde, simplemente, nada de esto ocurre. Pero, en fin, seguimos teniendo pendiente un largo trayecto hacia comportamientos más democráticos, y que no me venga presumiendo Zapatero de ser el líder del mundo mundial en la materia (sí, ya sé que lo de Italia es peor, pero yo no quiero ser como Italia. Ni loco, vamos).
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