Trump apoya, supongo, la España unida. Putin, supongo, no

Ciertamente, uno duda a veces de que sea bueno que Donald Trump, siendo como es, apoye las tesis constitucionalistas y unionistas españolas, y no el secesionismo de una parte de los catalanes agrupados en torno a la Generalitat. Ignoro también, lógicamente, hasta qué punto el peculiar presidente norteamericano expresará su apoyo a las posiciones de su interlocutor Mariano Rajoy, pero sí puedo decir que, en las últimas horas, medios ‘monclovitas’ daban por seguro que algún indicio dará Trump para que los afectos a Puigdemont entiendan que en los Estados Unidos no aprecian su deriva secesionista, por muy ejem, pintoresco que sea quien encarna allí la Jefatura del Estado.
El caso es que la diplomacia española, mientras el Ejecutivo perdía los apoyos de la prensa internacional gracias a una muy mala política de comunicación, ganaba todas las batallas: en la UE, en Latinoamérica -con la excepción de Venezuela, a Dios gracias–, en Oriente Medio, en el mundo africano y en extremo Oriente, con otra excepción que hay que agradecer, que es la de Corea del Norte, la ‘diplocat’ ha buscado, pero no encontrado, aliados. A menos, claro está, que…
A menos que resulte cierto el interés de Vladimir Putin, el neo-zar de todas las Rusias, por el ‘procés’ catalán, y a menos que resulte acertado el análisis que hacen algunos medios, con un apoyo incuestionable en fuentes de información muy seguras y quizá no siempre citables, en el sentido de que el largo brazo de los ‘hackers del Kremlin’ (así los llaman) está metiendo mano en redes sociales y webs, haciendo aparecer apoyos masivos al secesionismo catalán que, en realidad, no existen. Ignoro si figuras a las que yo hasta ahora había respetado, como Julian Assange y Edward Snowden, forman parte, como, insisto, sugieren esos medios, de esos largos tentáculos rusos. Pero de lo que no cabe duda es de que todo cuanto debilite a Europa fortalece a Rusia, y una independencia de Cataluña incuestionablemente debilitaría a Europa.
Confiemos, en fin, en que el apoyo que exprese Trump hacia la ‘causa de España’, si es que piensa expresarlo, se haga en modos y maneras convenientes. Y, si no, lo mejor sería volver a entrevistar a Puigdemont, en hora de ‘prime time’, por alguien como Jordi Évole; el periodista, que se merendó literalmente al molt honorable president de la Generalitat en la noche del domingo, hizo una labor mucho mejor de lo que podrían hacerla Trump, Juncker, Macron y todos esos que, algo melifluamente, expresan su apoyo a una España unida limitándose a decir que no quieren injerirse en los asuntos internos de nuestro país, aunque apoyan el respeto a la Constitución y a la legalidad.
Yo creo que Évole hizo más, mucho más: desde su posición impecable de neutralidad aparente, nos mostró a un Puigdemont que es claramente un indigente político. Y mira que los ‘comunicólogos oficiales’, y los de siempre, se echaron las manos a la cabeza: ¡pero cómo se va a entrevistar a un golpista en una televisión!. Ya digo: así, con estos estrategas, perderemos siempre la batalla de la comunicación. A ver qué (y cómo) nos lo dice Trump. Y a ver qué acaba haciendo Putin…

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