¡Cuánto nos engañan a los turistas en cuanto pueden, incluyendo un país con fama de tan serio como Noruega! Te cobran las reservas para, diez días después, decirte que no hay sitio en Bergen y que ya te devolverán, en tres o cuatro días, el dinero depositado. Te ofrecen –a precio de Ritz– un hotel ‘lujoso’ de cuatro estrellas (el P-Hotel Oslo) que hace envidiar el chabolo de Mario Conde en la cárcel de Soto del Real…Noruega es el país más caro y soso del mundo, aunque recuerdo vagamente, de años muy anteriores, una naturaleza espléndida…y fría, como las amables, pero gélidas, gentes de por acá.
Acabo de llegar, nos ha caído un chaparrón del carallo trasladando maletas desde la estación Central de Oslo hasta el maldito hotel (dijeron que estaba «a tres minutos»…que fueron veinte, con maletones –la erasmita se ha traído la casa entera, qué tía–) y chaparrón. A ver si mañana mejoran algo las cosas…
Veo en Internet las noticias patrias: seguimos con los coñazos de siempre. Luego se extrañará alguien de las valoraciones de nuestros políticos en las encuestas del CIS: ¿no les darán tentaciones de dimitir, ante el escaso aprecio que la ciudadanía aparentemente les tiene?
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