Un ídolo caído

Reconozco que Jesús Neira, hoy convertido en ídolo caído, en juguete roto, ha hecho mucho para labrarse su desgracia. Ha dicho cosas poco propicias para granjearle las simpatías populares de las que gozó a granel cuando defendió, acto que le costó caro, a una mujer que estaba siendo maltratada en la calle por su pareja. Luego, la popularidad y los honores desmedidos le cegaron y el remate llegó cuando se difundió que había sido sorprendido conduciendo peligrosamente con una tasa de alcohol que triplica lo permitido. A partir de ahí, llegaron sus declaraciones algo esperpénticas y, sobre todo, el linchamiento que ha sufrido desde algunos medios, de información y políticos.

Neira se había convertido en una especie de icono para un sector político identificado con la presidenta de la Comunidad de Madrid, que ha tenido que apresurarse a abominar de él. Su delito –espero que nadie piense que trato de justificarlo; en lo más mínimo— no es tan grave como para haber sido fusilado cien veces al amanecer de los titulares periodísticos; lo mismo que a Neira podría, si fuésemos tan insensatos como para haber caído en ello, habernos ocurrido a usted o a mí, y nadie se hubiese enterado: retirada de carné, multa y a rumiar el castigo en la intimidad de la familia y los amigos.

No ha sido, creo que lamentablemente, el caso de Jesús Neira: ¿por qué se difunde su ‘pecado’, de manera que pueda la sociedad bienpensante cebarse con el mismo a quien consideraba un héroe?¿Es el ser un personaje popular suficiente razón como para que desde la policía o el Juzgado se haga público que ha cometido un delito penado apenas con diez meses sin permiso de conducir y 1.800 euros de multa? ¿No es acaso la pena infamante que ha caído sobre la cabeza de quien hasta ayer mismo era un ejemplo para todos nosotros mucho más grave que la sanción impuesta por el juez?

Al final, la popularidad del protagonista del caso, o la notoriedad del caso mismo, actúan como agravante para el presunto delincuente: quienes convocan a las cámaras de televisión para retraten a quien acude, o es conducido, a los juzgados, alegan que resulta un ejemplo para la sociedad. Yo, en cambio, argumento que le derecho al honor y a la intimidad de la persona, sobre todo cuando no se han certificado sus culpas, prima sobre cualquier otra consideración.

He insistido muchas veces en que en España es muy fácil fotografiar a un presunto delincuente, que ni siquiera ha comparecido aún ante los tribunales para que le declaren inocente o culpable, cargado de cadenas, humillado y vilipendiado. Algunos de quienes tal han tenido que sufrir salieron luego en libertad sin fianza y hasta, al menos en un caso que yo recuerde, sin cargos. Y no quiero hablar ya de algunos titulares de prensa, de los que ni atisbo quedaba de cualquier presunción de inocencia o de la más mínima compasión.

Pero ¿quién les restituye a los que han sido cargados de infamia el honor perdido, quién indemniza la burla de los compañeros de los niños en el colegio, quién las lágrimas de los parientes, quién el desprecio cruel de los vecinos, quién las noches tirturadas de insomnio?

La opinión pública es una veleta, y derriba pronto a sus ídolos. Mucho más difícil es que vuelva a levantarlos tras haberlos arrastrado por el fango. Comprendo, así, algunas declaraciones trastornadas de Neira tras un calvario que ha ido mucho más allá de la sin duda merecida pena judicial: probablemente, a mí tampoco me quedasen ganas de conducir, ni de vivir, en el futuro, comprobada la pasta de la que está hecho el género humano circundante. Mejor, así, “un revolcón y tomarte un vino”, como nos ha dicho, frase poco feliz ante la prensa, un Jesús Neira fuera de sí, acosado como un ciervo en tiempo de caza.

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9 respuestas

  1. Su acto defensor merecía premio, pero no convertirle en adalid de las mujeres y la defensa contra la violencia de género.

    Neira, por muy profesor que sea, ha sido el tonto útil de esta tragicomedia y sus salidas de tono y sus sentencias vehementes y extremadas le han llevado a parecer un soberbio en muchas ocasiones.

    ¿Que la bebida hizo efecto con la medicación? Por Dios, es peor que aquello de no he traído los deberes porque ayer se fue la luz en mi casa. Si tomaba medicación que reaccionaba con el alcohol, perdónenme, pero lo pone en el prospecto, se lo había advertido su médico -es preceptivo- y casi seguro que también marcaba la recomendación de no conducir.

    Le pillaron, debió disculparse y mantener un perfil bajo. Retar a Espe es andar muy despistado sobre cómo son las cosas en política; erigirse en proto ejemplo de la in-ta-cha-bi-li-dad ética es confundir la realidad con los deseos y hacerlo con esa prepotencia es no conocer la opinón pública de este y de cualquier otro país.

    ¿Que se han ensañado con él? Pues sí, ¿y? Haber elegido el camino de héroe anónimo en lugar de creerse el Jabato y cierra España.

    Luego está ese sospechosísimo y permanente aspecto que transmite con la nariz colorada, los ojos vidriosos y el gesto adusto. No le ha favorecido tampoco.

    Requiescat in pacem

  2. Avatar de Mario Sanz (Marcos).
    Mario Sanz (Marcos).

    Me parece que Neira tuvo un gesto que le enaltece y fué reconocido por ello, es decir, fué reconocido solamente por el gesto, que caro le costó, con la señora aquella. No fué reconocido con una medalla por ser abstemio, ni por ser simpático ni por nada que no fuese exactamente y solamente intermediar en aquella situación que todos conocemos.

    Somos un pueblo curioso. Cuando alguien destaca por algo específico, lo adornamos con todos los adjetivos que tengamos a mano. Luego, cuando nos damos cuenta de que en realidad no tiene todas esas cualidades que le inventamos, lo destruimos sin piedad.

    En el tema específico que nos ocupa, creo que la actitud chulesca de Neira le condenó. No supo manejar la situación, su chulería le pudo, y la cagó. No obstante, también hay que reconocer que él no es exactamente una figura pública y no tiene ninguna obligación de ser simpático. No vive de caerme bien o mal. Desde ese punto de vista, el profesor ha sido consecuente y no ha modificado sus actitudes por estar en el candelero. Sigue exactamente igual de prepotente, haciendo y diciendo lo que le sale de sus narices. Y eso por una parte, sólo por una parte, está muy bien.

    Por cierto, una vez tirada mi piedra para contribuir a la lapidación del personaje, debo aclarar que me gusta muchísimo el profesor de Teoría del Estado Jesús Neira. Las tesis que plantea respecto a España, a la Constitución, a la democracia que creemos tener, me parecen muy interesantes y creo que deben ser tenidas en cuanta cada vez que se plantea en los medios y por parte de los ciudadanos la conveniencia de modificar la Constitución y darnos más democracia.

    Su ensayo «España sin Democracia» me parece una lectura muy interesante y recomendable para todos los demócratas.

    Un saludo a todos,

  3. Señor Jáuregui, vaya por delante que no estoy de acuerdo con lo que usted llama linchamiento de personajes públicos, pero piense por un momento en un personaje de nuestro país que sea muy querido por la opinión pública, pero querido de verdad. Quizá un actor, un deportista, hay mil nombres. Pues bien, ya le digo yo que a esta persona, en caso de haber sido pillada en una situación semejante a la de Neira, no le habrían dado tanta estopa. Cuando Neira se ha llevado esta paliza mediática es porque es un personaje que no cae bien al conjunto de la opinión pública desde hace un tiempo, y hay mucha gente que le tiene ganas (acuérdese, por ejemplo, de Aznar y Ana Botella, salvando las distancias con Neira). Que conste que no justifico este comportamiento, pero la raíz del problema viene de ahí. Ya sé que en este país somos así, pero que reflexione Neira sobre qué ha podido hacer mal para recibir esta manta de palos.

  4. Señor Jáuregui, algunos políticos y algunos periodistas, como usted, utilizan el llamamiento a la «presunción de inocencia» como tapadera para no realizar una condena pública de determinadas actuaciones corruptas de los políticos. Como bien decía el otro día un lector en la sección de Cartas al Director de un periódico, en política (únicamente en política, no en otros ámbitos) no existe la presunción de inocencia, sino la presunción de culpabilidad. Quiere esto decir que en cuanto se cierne sobre un político la más mínima sospecha de actuación irregular o corrupta, tal político debe abandonar su cargo hasta que se aclare su responsabilidad en los hechos. Si se demuestra que no tiene ninguna implicación, puede volver con total normalidad a la actividad política e incluso ser restituido en su cargo. Tenemos que aprender a separar, por tanto, la RESPONSABILIDAD POLÍTICA de la RESPONSABILIDAD PENAL, y esta distinción le cuesta entenderla a mucha gente. Acuérdese de cómo actuaba el ex presidente Aznar ante cualquier caso de corrupción en su partido, y cómo actúa el señor Rajoy. La diferencia es patente.

  5. ¡Qué razón tiene Revilla cuando pide que les saquen esposados en el Telediario a todos los políticos corruptos! Así se les acabarían a muchos las ganas de mangar.

  6. Sinceramente Don Fernando, fuerza usted los argumentos. Nada o casi nada en la sociedad que vivimos, es ajeno a un juicio público si el personaje lo es. Si usted juzga al Sr Neira como cargo político ¿no lo es? SI LO ES, su exposición justifica la pena que usted critica. El problema es que como dice Mario fue reconocido por un gesto que caro le costó. Flaco favor le hizo Esperanza Aguirre. Como no es particularmente torpe la Presidenta, ahora lo sabrá.

    D Mario (Marcos) me hubiese gustado hacer su reflexión. En mi criterio D. Fernando ha querido ser bueno, generoso, paternalista (algo no muy propio cuando es generador de opinión) Lo entiendo. No lo comparto, porque no veo que D Fernando ponga el dedo en la llaga. Si hay algo de verdad importante es la vida. Eso es lo que puso en juego el profesor. Pero a eso no ha de estar sometido un juicio. D Fernando, hombe bueno quizá (yo lo creo) ha querido poner su manto, cual virgen. Vale, pero fue Esperanza la que expuso a Neira. Flaco favor. Torpe Presidenta. Se equivocó. Y eso fue porque estuvo usted torpe, o se paso de lista. Me temo que nos menospreció. Y en el pecado, lllevó usted la penitencia.

    Cuidense

  7. A Pazos:
    ni virgen, ni mártir, ni buenista, ni malvado. Nada humano nos debe ser ajeno, como dijo quien usted sabe…

  8. Avatar de Uno de los progres
    Uno de los progres

    Personajes como el Sr. Neira, con sus claros y sus oscuros, ya fueron retratados por Machado, hace ya algunos años. Y es que este país, cambiar lo que se dice cambiar, cambia poco; y los «Don Guidos» siguen paseándose por la M-40 tan formales …

  9. Le dan tortas a Esperanza Aguirre en la cara del pobre Sr. Neira.

    ¡La cochina política¡¡ (!los cochinos políticos¡¡¡)

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