Así, vista de lejos, me está pareciendo interesante la campaña de Mariano Rajoy. Sugirió modificaciones en la Ley Electoral (al menos dijo que no haya pactos poselectorales que impidan ser alcalde al más votado, pero eso habrá de hacerse por ley). Y ahora ha tendido claramente una mano a Convergencia i Unió, por si las moscas. Lo de las moscas quiere decir por si en las elecciones de marzo, que ahora son ya las que importan (en las municipales y autonómicas ya está todo el pescado vendido), el PP obtiene un escaño más que el PSOE. Ncesitarían entonces los ‘populares’ aliados para tener una mayoría suficiente en el Congreso de los Diputados. Y ¿quién sino el grupo catalán, junto a minoritarios como los de Coalición Canaria, le daría ese respiro (no, el PNV no creo)?
Claro que el PP ha cometido muy serios errores en Cataluña (ay, si le hubieran dejado a Piqué…). Y que, para poder presentarse con la gorra de pedir ante CiU, algo habrá de hacer además de ofrecer ministerios. Las voces impresentables del ‘no a todo’, las alianzas horibles con Alcaraz, la mano al cuello de FJL, el tono de Zaplana, algunos golfos que tienen por ahí, convienen muy poco al tono que Rajoy, pienso que sinceramente, quiere dar al ‘nuevo’ PP. Bien, admitamos que el señor Aznar tampoco ayuda mucho cuando, de acá para allá, se le ocurre decir cosas sobre la guerra en Irak o sobre su amigo Bush. O sobre el vino y las témporas.
Un país deocrático necesita una opoición seria, fuerte, coherente. Miren lo que ha hecho Sarkozy: introducir a la oposición en su Gobierno, dejando con un palmo de narices a los socialistas. Y no soy yo de los que dicen que Rajoy tiene que imitar al nuevo presidente francés en todo. No. Sarkozy es un gran político, pero es un duro, a veces un reaccionario, siempre un autoritario, y no es esa la imagen que me parece a mí que le conviene a Rajoy ni al PP. Me atrevo a decir, además, que puede que Rajoy sea, en algunos aspectos, mejor que Sarkozy, como puede que Zapatero, en ciertas cosas, sea mejor que Segolene Royal. En otras, n el uno ni el otro. Sobre todo, a la hora del debate. Pero es que, claro, Francia es democracia desde hace muchos años e hicieron su revolución cuando había que hacerla, despojándose de tics absolutistas.
Y esto es, amigos, lo que, en mi análisis, yo creo que pasa: que el PP es como Jekyll y Hyde. Lo bueno del doctor es ese Rajoy captando voluntades y futuros aliados en Barcelona, o entrevistándose en secreto con el listísimo Josu Jon Imaz. Ese mensaje centrista acabaría llevándolo a La Moncloa, con una cohorte de sorayas, ariascañetes, arísteguis, nuñezfeijoos, piqués, matas, camps, arenas y gallardones. La parte Hyde, ya saben ustedes: el radiopredicador que apadrina , tan obsequioso él, a Espe y al que apadrina, tan televisivamente, Espe; esos pretendidos líderes sociales de peonesnegros, auvetes, manoslimpias y demás. Y, claro, el portavz parlamentario…No, Acebes es, para mí, otra cosa. Está desubicado, su mensaje es demasiado inflexible, se deja querer por los malotes, pero es gente buena, creo. Y es honrado.
Por fin, hay que reconocer que hay propuestas interesantes en los últimos meses lanzadas por el PP. Propuestas que quedan minimizadas por el’no a todo’ con el que ocasionalmente se cargan toda la labor realizada, sobre todo en lo referente a sus posiciones en el País Vasco.
En resumen: apasionante el próximo congreso de PP, donde Rajoy tendrá que tomar de una vez las riendas y poner un par sobre la mesa. Puede que entonces mucha gente que anda en busca el centro perdido, o que se ha desengañado de la trayectoria de lo que era el ‘nuevo PSOE’, se oriente hacia una alternativa que, hoy por hoy, parece demasiado difusa. Aunque verdad es que, en bastantes temas, recoge el sentir de millones de españoles, y eso no es como para tomárselo a broma.
Deja una respuesta