Vaya m… de campañas

Se cierran este viernes las campañas electorales asturiana y andaluza, y todos ventean los resultados, especialmente en esta última Comunidad. El propio José Antonio Griñán, presidente de la Junta andaluza y candidato a lo mismo, ha admitido que algún caso de corrupción relacionado con el ERE –alguno tan llamativo como el del ex director general de Empleo— es susceptible de pasar factura a los socialistas en las urnas. No estoy tan seguro: la historia demuestra que el votante español castiga poco, o nada, una corrupción que fue rampante en la Comunidad Valenciana, donde para nada se alteró el voto, y en Baleares, donde se llegó a pasar de la sartén de Jaume Matas al fuego directo de la señora Munar. O recuerde usted aquel episodio del ‘tres por ciento’ en Cataluña. En fin… De lo que sí estoy seguro es de que lo que los ciudadanos no perdonan son las querellas internas, la ineficacia y la incapacidad de convencer a los electores de que la propia opción significa, aun en la continuidad, el cambio.

Tengo la impresión, sustentada en lo que dicen las encuestas, de que el español medio está bastante harto de su clase política, en general, y las campañas andaluza y asturiana no deben haberle hecho variar sustancialmente esta opinión. Hemos vuelto a las batallas de los vídeos absurdos y a los ataques de sal gorda: he escuchado a relevantes socialistas recordar que Mariano Rajoy elogió la manera de gobernar de Jaume Matas –lo que ocurrió cuando aún no había saltado escándalo de corrupción alguno—y también que el candidato del PP en Andalucía, Javier Arenas, fue compañero de gobierno de Matas en tiempos de Aznar. No cabe, en mi opinión, insidia más burda. Claro que igualmente insidioso resulta que algunos ‘populares’ pretendan mezclar directamente a Griñán en los asuntos del mentado director general, de su chofer y de su cohorte. No: Griñán es personalmente una persona honrada, mientras no se demuestre fehacientemente lo contrario. Como lo son Rajoy o Arenas. No se puede aventar la basura de manera que a todos salpique, porque ni ello es verdad ni es justo. Y contribuye a que los españoles empeoren más todavía su opinión acerca de quienes nos representan.

Otra cosa es que, tras treinta y dos años de gobierno socialista, Andalucía siga siendo la Comunidad de menor renta, menos industria y más desempleo. Otra cosa es que el candidato Griñán no haya sabido ofrecer un programa de actuación realmente novedoso. Cierto que tampoco Arenas lo ha hecho, con la que está cayendo, pero él significa, pese a su veteranía, lo nuevo, lo por llegar. En el fondo y pese a todo, significa el cambio, que es lo que prima en esta nueva era sobre cualquier idea de continuidad. Para colmo, Griñán ha tenido que hacer una campaña algo desvaída, en la que Pérez Rubalcaba no se ha volcado precisamente, y lo mismo ha ocurrido con ‘históricos’ como Felipe González y, sobre todo, Alfonso Guerra; han dejado a Griñán bastante solo, la verdad, vaya usted a saber por qué (aunque yo lo sospecho).

Lo de Asturias, donde celebran sus terceras elecciones en menos de un año, ha sido de aurora boreal. Alvarez Cascos ha demostrado que no es capaz de aunar fuerzas con otras opciones políticas, que no ha sabido sacar adelante unos presupuestos para la región y, para colmo, no ha advertido a los electores acerca de cuáles son sus intenciones de pacto, en el caso de que el Foro sea necesario para formar un gobierno de socialistas o de ’populares’. Y, claro, de propuestas nuevas, de ideas que revolucionen el desanimado panorama, también nada de nada. Y todo eso, aun repugnándome las prácticas corruptas que están saliendo a la luz, me parece aún –aún– más grave que el hecho de que algunos sinvergüenzas metan la mano en la caja pública.

5 respuestas

  1. Un poco pobre el análisis de estas elecciones. Sobretodo a las asturianas, donde mi conclusión es el poco aprecio que tiene usted, señor Jáuregui, al señor Cascos. Usted sabrá.

    Pero cuando un tercio de los asturianos le da su voto a un ex-PePero es para pensar ue hay demasiada gente ‘hasta los guevos’ (con perdón) de lo que significa la FSA y el PP para los asturianos.

    Si hablamos de los socialistas, se les hace la boca agua pensando que pueden hacer algo porque es el último reducto que parece quedarles en España.

    Si hablamos del PP, hay que empezar por preguntar por la ex-candidata Espinosa. Por qué se cambió sin explicación alguna. Por qué Ovidio Sánchez pasa a segundo plano y por qué Gabinón, Don Gabino es nombrado delegado de gobierno desde Madrid a sabiendas de que es el principal culpable de que Cascos se separase del PP y viendose arropado por un tercio de asturianos se haya dejado convencer para formar un nuevo partido dedicado a mirar por los intereses de los asturianos.

    Tengamos asimismo en cuenta lo poco que se preocupó de criminalizar el caso Riopedre el PP, consejero que se fue a la cárcel y qué pasa con el aparcamiento subterraneo concertado por FSA y PP en el Parque San Francisco de Oviedo y que los ciudadanos no quieren ver ni en pintura. ¿Y el caso Villa Magdalena?

    Para qué seguir, si a veces parece que ni el periodismo tiene interés en airear las maldades de la política.

    Saludos señor Jáuregui.

  2. Dice usted bien, ni los votantes de Baleres ni los votantes de Valencia le pasaron cuenta al PP por los casos de corrupción que les afectan en esas comunidades autónomas. Parece que al votante del PP le parece normal que los dirigentes roben. Pero se confunde usted en el caso de Andalucia, en el caso del PSOE. Los votantes de izquierda no perdonan que se robe, los votantes de izquierda son más exigentes con aquellos en los que depositan su confianza. Los votantes de izquierda, si se siente traicionados, se quedan en casa. No hay más que ver lo que le pasó a Zapatero. En cuanto que empezó a hacer política económica de derecha, se acabó, y eso que no eran casos de corrupción.

  3. Avatar de Uno de los progres
    Uno de los progres

    Contrariamente a lo que afirma usted, mi admirado D. Fernando, yo creo que la corrupción sí que afecta a los resultados electorales. Lo que ocurre simplemente es que este efecto en mucho mayor en el caso de la izquierda que con la derecha conservadora.

    ¿Las razones de este falta de equlilibrio? son varias y van desde la habilidad con que el PP sabe manejar estos asuntos turbios, fíjense en como parece que Jaume Matas nunca ocupó cargos con el PP, hasta la «chusquería» de los individuos cercanos o pertenecienes al PSOE, como el impresentable Director General de Empleo andaluz y su incalificable chofer.

    Históricamente a la izquierda le ha pasado mayor fatura sus escándalos que a la derecha y parece que así va a seguir siendo en Andalucía, mientras que Valencia y las Baleares siguen confortablemente gobernadas por el PP.

    Se habla mucho de reformar la constitución, seguro que sobran los motivos, pero yo comenzaría por reformar el código penal para todos los delitos relacionados con la corrupción.

    Seguramnte endureciendo las penas y aumentando más la alarma social de estos delitos, no se evitará que algunos metan la mano en el dinero de todos, pero se expondrán a pasar temporadas muy largas en la carcel.

    Y finalmente yo siempre me pregunto, ¿dónde están los «auditores públicos»: la intervrención general del estado, los inspectores, los que fiscalizan las cuentas de las administraciones públicas?. ¿Cómo se les pueden pasar por alto tantos y tantos escándalos?.

    Parece que todos estos estamentos y sus medidas de control también deben ser revisados a fondo.

  4. Pero una m……. muy gorda. Tanto PP como PSOE tienen mucho que callar sobre corrupción, pero se la echan en cara mutuamente minimizando, por supuesto lo que a ellos les afecta respectivamente……. Los del PSOE con 30 años de gobierno a sus espaldas y el candidato del PP con 5 fracasos electorales en su propia jeta. Con esta oferta ¿ quien puede tener interñes por ir a votar en Andalucía? Y de Asturias, mejor ni hablar, vaya vergüenza!!!!!!!!!!

  5. Que la gente en gran mayoría está hasta las narices de los políticos es un hecho irrefutable. No debe el gobierno, no obstante confiarse mucho, ya que si las cosas siguen tan mal como se vaticina, les espera mucha quina por tragr

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