¿Vuelven los GAL? Bueno, al menos vuelve…la historia de los GAL, aquellos años de violencia incontrolada, de excesos policiales y de presuntas vinculaciones de altos cargos del Estado en la ‘guerra sucia’ contra el terrorismo. Ahora, una confesión de Felipe González en una entrevista dominical, revelando que tuvo la oportunidad de volar a toda la cúpula de ETA en Francia y no lo hizo, ha provocado la tormenta: vuelven los GAL, y me parece que no de forma del todo desinteresada.
Ya en días anteriores, tras la designación de Alfredo Pérez-Rubalcaba como vicepresidente y quién sabe si como sucesor de Zapatero, habíamos visto el regreso del fantasma de aquella ‘guerra sucia’ contra ETA. Un regreso que, desde luego, mucho tenía que ver con el hecho de que Rubalcaba hubiese sido portavoz de aquel Gobierno de González al que le estalló el caso: hay que desgastar al nuevo ‘hombre fuerte’ de Zapatero, y el GAL viene que ni pintado para el caso. Incluso, la pasada semana renació aquel subcomisario Amedo, que recorre redacciones ofreciendo narrar cosas inéditas sobre la participación de los hombres de González en aquella trama pestilente.
Ahora, Amedo ha quedado desactivado, parece –fue detenido en el fin de semana por presuntos malos tratos a su pareja–, pero la ofensiva subsiste: Felipe González, dijo el dirigente del PP Esteban González Pons, sabía lo que hacían los de la ‘guerra sucia’ y así lo ha sugerido en esta entrevista dominical en ‘El País’, de la que tanto se habla. Y, si lo sabía González, ¿cómo no iba a saberlo quien era ministro portavoz en el Gobierno?
Lejos de mi ánimo defender a ultranza a Rubalcaba, de quien pienso, sí, que es un gran ministro de Interior, aunque un hipotético mal estadista. Pero sí me veo en la obligación de decir que, de la entrevista con González, no cabe deducir que este supiese de la existencia de los GAL –otra cosa es lo que podamos sospechar usted y yo—y, menos aún, que inculpe a nadie de haber alentado el terrorismo contraterrorista. Todo lo que González dice es que estaba informado de que la cúpula etarra de entonces estaba reunida en un determinado lugar de Francia y, a mí al menos, de ser cierta esa afirmación, me tranquiliza más bien que lo contrario: ¿qué tiene de malo que el jefe del Gobierno de España tenga controlados a los jefes de la banda asesina?
El caso es que no entiendo la polémica. Y el ‘renacimiento’ de la memoria histórica de los GAL sí lo entiendo, en las claves a las que antes me refería. Lo entiendo y lo lamento.
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