Yo no puedo hablar bien de Kirchner…

Ya sé que hay que hablar bien de los muertos, y comienzo por expresar mis condolencias personales por el fallecimiento de un hombre notorio. Pero lo cierto es que Néstor Kirchner no era una figura demasiado querida acá, y hablo desde España. Ni él, ni su mujer Cristina, actual presidenta de Argentina. Es la verdad, y no conviene, en aras de lo políticamente correcto, ni silenciarla ni disimularla. Las visitas de Kirchner a España, cuando era él el mandatario, supusieron siempre un quebradero de cabeza protocolario, se resumieron en ataques públicos a los empresarios españoles y en desaires a los medios de comunicación, para no hablar ya de los que se produjeron al Gobierno y al propio Rey: aún se recuerda el momento en el que hubo de suspenderse una recepción oficial porque el señor Kirchner declaró, a última hora, que prefería ver un partido de fútbol en el que jugaba Argentina.

Así que las cosas, como son y sin tapujos. Creo que las empresas de origen español instaladas en Argentina tampoco tienen excesivos motivos de agradecimiento al matrimonio Kirchner, ni los periodistas de acá, por diversos motivos –y sé bien de qué hablo–, aún menos.

Sé que Néstor Kirchner fue, al menos, un factor de unidad, coyuntural, dentro del peronismo, y que sus antecesores le hicieron bueno: soy un profundo admirador de Argentina y de sus habitantes, y siempre me costó comprender qué especie de castigo divino ha caído sobre ese pueblo para tener unos dirigentes políticos como los que ha tenido y tiene.

No sé si la súbita muerte de Kirchner, cuando aún alentaba esperanzas políticas, porque era relativamente joven, servirá para hacer reflexionar a la clase política sobre la necesidad de darse nuevos moldes y parámetros –del lado de acá del charco tampoco estamos para dar lecciones a nadie, claro está– . Sé que, a mí, hablando desde acá, pero tantas veces con el corazón allá, el ‘modelo Kirchner’ tampoco me convencía, ni me convence, y tengo que decirlo incluso en esta hora de exequias, porque lo contrario quizá contribuyese, aunque fuese con un humilde granito de arena, a facilitar que un estado de cosas se perpetúe.

10 respuestas

  1. Creo que pocos en España pueden hablar bien del sr. Kirchner. De todas maneras en lo que concierne a la política doméstica, recuerdo un artículo piblicado no se si fue de Vargas Llosa y no hace muchos meses (no recuerdo el medio tampoco), en que analizaba en profundidad la trayectoria del matrimonio en cuestión al frente de la República Argentina, y en cómo había variado escandalosamente su fortuna personal. Hablamos de millones de dolares, de muchos millones de dolares, que con los sueldos que ganan es imposible reunir, y eso es lo que se conoce;lo que no se conoce puede ser más importante todavía.
    En fin, de las veinte verdades del peronismo, podríamos pasar a las 20 mentiras de los Kirchner (que conste que corto y pego este farragoso apellido).

  2. ¿Estará preparada Cristina para asumir el poder??

  3. El periodismo serio, al que considero que está usted adscrito, no puede escribir sin más que «las empresas de origen español instaladas en Argentina tampoco tienen excesivos motivos de agradecimiento al matrimonio Kirchner». Esas empresas, originariamente con sede en España, y después, muchas de ellas con capital variopinto en su accionariado, entraron a saco hace ya unos cuantos años, con las primerísimas privatizaciones de las empresas públicas en el último gobierno de F.González y, sobre todo, con las privatizaciones masivas de la época Aznar. Se creían que todo el monte era orégano. Hasta que allá cambiaron los gobiernos y vieron que se estaban llevando lo que es suyo, de los pueblos hermanos, que ya fueron esquilmados en siglos anteriores y que ahora pretendían esquilmar otra vez. Hay materiales, libros y documentos que prueban lo que aquí sólo esbozo por razones de espacio. Si quiere, le puedo mandar alguno, donde se demuestra con todo lujo de detalles lo que afirmo. Que Diario crítico tenga sucursal en Argentina o en otros países de habla hispana, es razón de más para documentarse sobre el particular.
    Suyo afectísimo.

  4. Avatar de antonio ordóñez trigo
    antonio ordóñez trigo

    29.10.10.

    Desconozco los detalles que económica e institucionalmente afligen en estos momentos a Argentina. Lo que sí sé es que tanto en este gran país como todos los que conforman el Cono Sur, a pesar de sus riquezas (o quizás mejor, debido a ellas) han estado sufriendo una injerencia endógena y exógena que aunque lejanamente, en cierta forma podría compararse con lo ocurrido en algunos países de África. Y nosotros fuimos los primeros en ocasionar el expolio que sufrieron. No obstante, el que lo fuéramos no me impide emitir este juicio. Como expongo en uno de mis escritos, los ultrajes y daños que en el pasado ocasionamos fueron llevados a cabo por un nosotros que no somos ni tú ni yo tampoco. Se desarrollaron en unas sociedades en las que las estructuras culturales de la época permitían la manifestación de unos subjetivismos que hacían de las individualidades unas simples proyecciones de lo que en sí mismas y a través de su adocenamiento expresaban las masas.

    ¿Expresaban? Yo creo que a pesar del enorme ascenso cualitativo que en el ámbito de la educación hemos alcanzado en un sector bastante significativo de nuestra sociedad, en el día de hoy, el adocenamiento y la falta de moral y personalidad son tan parangonables como las que existieron en los pasados siglos. Seguimos siendo iguales. Lo que ocurre es que las penitencias que tenemos que sufrir en el presente están relacionadas con los culpas del actual nosotros.

    En este contexto, hoy, harto de escuchar a políticos y economistas de todos los pelajes y tribus perorar sobre la situación que estamos afrontando (sin que al hacerlo nos ofrezcan soluciones creíbles), he comenzado a releer por enésima vez La Rebelión de las Masas de Ortega. He buscado en sus escritos fundamentos que justifiquen su aserción de que “Cuando la masa actúa por sí misma lo hace sólo de una manera, porque no tiene otra: lyncha. Y he tratado infructuosamente de encontrarlos, porque estando de acuerdo con lo que postula, (exceptuando aquello de que las masas “necesitan referir sus vidas a la instancia superior constituida por las minorías excelentes), la crispación que ausculto en la sociedad de hogaño podría llevarnos a un desenlace que a mi entender no está siendo suficientemente ponderado. Con muchas menos justificaciones que nosotros, en Francia se están iniciando las revueltas. Ya no están expresando su natural enojo en manifestaciones con pretensiones de algaradas. Han comenzado a ejercitar la violencia; y aunque la violencia, como expresión de una actividad irreflexiva suele ser contrarrestada con una violencia institucionalizada (que por ser ejercida sin estar determinada por las razones que se pierden en la irreflexión, suele ser más efectiva que la que dimana de un proceso que carece de ideas), me debato ante la sustantividad de que ni con unas minorías excelentes, que como caras nuevas indefectiblemente se habrán de tornar viejas, ni sin ellas es posible encontrar la solución creíble a la que me refería en las primeras líneas de este comentario.

    ¿Ni con ellas ni sin ellas? Hace ya muchos años que estoy buscando una salida. De hecho recuerdo cuando en mis años mozos acostumbraba periódicamente a cruzar El Muro para debatir con los estudiantes de la extinta DDR sobre las bondades y maldades de un modelo económico en el que, si bien se había erradicado la explotación que el hombre hace del hombre, la iniciativa privada y la economía de mercado brillaban por su ausencia. Tuve algunos problemas. Tantos que tuve que desistir de (como se diría simbólicamente) perpetuarme como un saltaparedes debidamente autorizado. Pero algo quedó en el zurrón; algo que me ha venido persiguiendo durante muchos años, No sólo por los objetivos que en función de ese algo pretendí conformar; sino asimismo por las dificultades que he venido encontrando para encontrar un medio en el que poderlo difundir. No sé si algún día podré conseguir. Lo que sí sé es que en el ínterin no pienso desistir en el empeño.

    de Gregorio

    P.D. A pesar de que ante la falta de comentarios decidí borrar lo que durante varios meses inserté en la bitácora de WordPress con el título ¿Es posible otra economía de mercado?, he decidido reanudar en ella mi concurso. Lo he resuelto, porque si como dije con anterioridad estoy completamente harto de las vacías polémicas que encuentro en los medios, mi hartazgo está siendo superado por una política económica neoliberal que después del descalabro que ha ocasionado, exige que sus perjuicios tengan que soportarlo aquéllos que tuvieron que sufrirlos.

  5. Desde luego no conozco ninguna multinacional que funcione como una ONG; ni aquí en España, ni en Argentina, ni en la antípodas.
    Parece ser que cuando la empresa es española, esquilma, roba, defrauda, y claro vuelta a empezar con la socorrida leyenda negra, según la cual el único colonialismo pernicioso ha sido el protagonizado por España. Los demás incluido los EE.UU. y Japón, son hermanitas de la caridad que ayudan al desarrollo de los país en que se instalan.
    Me parece sr. Pierre que, que basta mirar a África para ver los desastres, pasados y presentes del colonialismo francés, por ejemplo.
    Con este argumento, tampoco pretendo justificar actuaciones abusivas o fraudulentas, pero creo, que cuando se invierten miles de millones en proyectos en otros países, entre otras cosas es para ganar dinero.
    El problema, es que cuando el negocio ya está en marcha, apetece llegar a «mesa puesta».

  6. Señor Ordoñez:

    Curioso su comentario respecto a nuestra economía. Me provoca perplejidad que una economía tan excesivamente regulada como la española sea tachada de «neoliberal».

    En el ranking confeccionado por Doing Business para el Banco Mundial, que clasifica a los países por las facilidades que otorgan para crear empresas, contratar, obtener permisos de la administración, etc. España figura en el lugar 62, después de países como Georgia, 11; Lituania 26; Azerbaijan 38; Armenia 43; Chile 49; Tonga 52; Perú 56.

    Parece que no somos tan «neoliberales» como usted dice.

    Un saludo,

  7. A Pierre Miró, a Antonio Ordóñez:

    Cierto, los españoles hemos cometido muchos expolios en América. Y también contamos con una Historia de grandezas, como puede comprobar cualquiera que viaje por allá, por cualquiera de las tierras del inmenso subcontinente. Me parece que no es productivo flagelarse con los excesos pasados, que ya no presentes (creo; sería muy difícil repetir aquellos comportamientos). Hoy, Latam es complemento ineludible de los intereses españoles y supongo que viceversa. Los excedentes de tantas empresas españolas se fundamentan en el exterior, en América, pero las inversiones españolas son importantísimas para aquellas economías. Lo esencial sería encontrar el punto de cooperación actual, sin lanzarnos piedras por o ocurrido en el pasado, lo que no quiere decir, desde luego, desconocer la Historia.

    A Mario Sanz:
    Cristina ya ha demostrado sobradamente su incompetencia, con o sin el consejo oculto de su marido.

  8. Avatar de antonio ordóñez trigo
    antonio ordóñez trigo

    A Mario Sanz
    Después de haber leído la reconvención que le ha dirigido el moderador de esta bitácora quizás debería ponderar si sería aconsejable mantener con usted un debate. No lo digo porque en él haya enseñado las orejas. No; lo menciono porque de todo lo que expuse en mi anterior comentario sólo se ha servido expresar su estupor y escribir cuatro líneas. Cuatro líneas que no le pertenecen; es decir, que consisten en copiar y pegar. Pero es que ocurre que a pesar de los imponderables que son imposibles de obviar, detrás de usted existen otros contertulios; y mi intención no es tratar de subvertir las ideas que usted comparte y que yo sinceramente trato de respetar, sino tan solo demostrar que esa perplejidad que siente, al menos en esta ocasión no descansa en unos fundamentos demasiado sólidos.
    Verá. Como creo haber expresado con suficiente nitidez, yo soy un ardiente defensor de la iniciativa privada. Lo que viene a ser lo mismo que decir que alabo las bondades que concurren en una economía de mercado. Lo que no creo es en el laissez-faire postulado por la Escuela Austriaca. Lo que no comparto es en esa libertad mal entendida con la que el poderoso ejerce sus poderes. No conllevo una liberalización de los mercados financieros que después de haber creado unos activos derivados que sólo se sustentan en la cándida avidez que les otorgamos, cuando su estructura piramidal se derrumba, para que no se produzca una catástrofe como la acaecida en el año 29, exige que el Gobierno sufrague las malversaciones que con sus actividades generaron.
    En cuanto a aquellas cuatro líneas, permítame decirle algo.
    En España ocupamos un deshonroso lugar en lo que se refiere a la eficiencia administrativa; pero esta deficiencia nada tiene que ver con que en nuestro país impere un rampante neoliberalismo. Las prácticas neoliberales no son privativas del sector público. Son procedimientos que sólo puede permitirse el sector privado. El Gobierno (al menos, en las supuestas democracias que estamos sufriendo) sólo puede comportarse ante las mismas como un convidado de piedra. Y digo de piedra, porque además de un atávico estatismo, tiene incluso que permanecer silente. No sea que el afectado, en función de la libre circulación de capitales que constituye otro de los rasgos del neoliberalismo emigre con lo puesto a otros mercados. Pero es que en este modelo concurre además un factor que por ser un tanto desconocido por la gran mayoría de los que si saber, pretenden ser eruditos en el tema, ha sido utilizado como una medida que podría ayudar a superar la situación en la que nos encontramos. Me refiero a la tan traída y tan llevada regulación del mercado laboral, y esto es algo que por su vacuidad no podemos asumirlo como axioma.
    de Gregorio

  9. Avatar de antonio ordóñez trigo
    antonio ordóñez trigo

    30.10.10.

    A Diario Crítico

    No sé si me dirijo a ti, Fernando, o si como implique en mi anterior comentario a Mario estoy departiendo con un moderador. No obstante, sea cual fuere el caso, entiendo que en lo que se refiere a no flagelarse con los excesos del pasado, ni deberíamos compartir esta aseveración ni consecuentemente planteárnosla. Lo digo porque si actualmente le preguntaras a un ciudadano de Roma si se encontraban vinculados responsablemente con las atrocidades que cometió Nerón incluso con su propio pueblo probablemente te diría ¿ma che cazzo dici? En lo único que se identificaría sería con el legado cultural recibido. Y eso debido a que este legado constituiría algo que estaba compartiendo. Considerándome desvinculado de unos hechos a los que soy ajeno no me estoy comportando como un penitente. Acuérdate de Ortega; y si mis circunstancias son las que me rodean, para ser yo, lo único que debo de tratar es que mis lazo con los que tengo que relacionarme sean algo de lo que pueda enorgullecerme.

    de Gregorio

  10. Sr Antonio Ordoñez:

    Muy interesante su comentario.

    «Don Jáuregui»: Recién me entero por el señor Ordoñez que usted me ha reconvenido, es decir, me ha censurado o reprendido. Y yo sin tener idea. Y como no me place participar en medios que censuren las ideas o reprendan por opiniones, creo que una aclaración es más que necesaria, sobretodo para el señor Ordoñez, que al parecer no conoce el funcionamiento de este blog y la libertad que tenemos todos para opinar sin censuras ni reprimendas.

    Un saludo,

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