Yo no voy

banderola.jpgCon este título, "yo no voy"emoticon, emoticonpubliqué hoy un comentario en ABC, dentro de mi columna-pelea con Pilar Cernuda. Me he ganado algunos comentarios airadosemoticon por situarme frente a la manifestación de hoy contra la LOEemoticon. Pero es que, la verdad, no entiendo del todo los argumentos de los convocantesemoticon. Ya sé que la oposición debe desgastar al Gobierno y todas esas cosas –lo de la Iglesia católica lo entiendo un poco menos–emoticon, pero sigo sin ver que sean reales los motivos que esgrimen para lanzar a un millón de personas a la calle. A mí me parece que el Gobierno merece varapalos en muchas cosas, pero no estoy seguro de que también en este terreno. A menos, claro, que de lo que se trate es de que sea la Iglesia quien nos organice la educaciónemoticon para salvarnos.emoticon

Total, que me está pareciendo que hay mucha mercancía averiada en bastantes de las cosas que se nos dicen, desde la oposición y desde el Gobierno, aunque al Ejecutivo de Zapatero hay que reconocerle que ha perdido la batalla de la propaganda en esta materia de la educación. Y nosotros, o algunos, hala, a salir como borregosemoticon a ver cómo César Vidalemoticon, que encima es protestante, nos adoctrina paternal y católicamente. Seguro que habrá aprovechado la manifa para escribir otro libro de esos instantáneos que saca dos o tres veces a la semana.

Ya sé que toda manifestación necesita ideas-fuerza, simplificadas, para que la gente acuda. No había más que escuchar estos días la sal gorda de la Cope y de su principal animador (vamos a llamarlo así)emoticon. Pero, esta vez, algunas de esas ideas-fuerza no eran verdad, así de simple. ¿Dónde pone en la LOE, que es un texto más bien híbrido alumbrado por una ministra inexistenteemoticon, que los padres no tengan libertad de elección de centro?¿Dónde que se dificultan los centros concertados?¿Dónde que mis hijos no puedan estudiar religión? (por cierto, en mis tiempos también era una ‘maría’, y eso que entonces mandaba uno tan demócrata como Francoemoticon). Pues eso: que me he quedado en casita, que llueve.emoticon

12 respuestas

  1. Y bien que has hecho con quedarte en casa. Yo también.
    ¿Acaso son tan necios que nos consideran tontos y que no sabemos leer?.
    Eso es lo que quisiera el PP tener borregos descerebrados que les dirijan como robot.

  2. Está claro que casi todos los que se les llena la boca con la palabra «democracia», en multitud de veces, por no decir todas, lo que quieren expresar es que «el verdadero demócrata es el que está de acuerdo con mis principios y con mis opiniones».

    Sr. Jáuregui: hasta para difamar hay que tener clase y el odio o la revancha no son el estado de ánimo mejor para llevarlas a cabo. Está Vd. cayendo en el ridículo. ¿Es que no tiene mejor cosa que hacer que deponer en este su blogg semejante sarta de…niñerías? Y aún se extraña que muy pocos entremos en el debate!

    Debería grabar a fuego en su mente lo que a continuación le transcribo:

    Disiento con lo que dices,

    estoy en total desacuerdo con ello,

    pero defendería con mi vida tu derecho a decirlo.

    Voltaire

  3. El artículo 82.2 del Anteproyecto dice, si yo lo he entendido bien, que la elección de centro es libre siempre que haya plazas de sobra en dicho centro (lo cual va de suyo); y que, caso de ser las plazas menores que la demanda (algo sospechable en aquellos centros a los que los padres quieran enviar a sus hijos) se estará a «los criterios establecidos por las Administraciones educativas».

    A mí me parece que eso lo que quiere decir es que quien decide quién entra no es ni la administración del colegio, ni los padres (apas) ni nadie que no sea la Administración. Item más: entre los factores que la administración educativa, cualquiera que ésta sea, está obligada a respetar, están la cercanía geográfica, la escolarización de hermanos en el mismo centro, la renta y la discapacidad del alumno. Dicho de otra forma: el expediente académico no es un elemento obligatorio a la hora de decidir quién entra y quién no.

    Tras la atenta lectura de este artículo, he decidido dejar de pedirle a mi hijo que estudie mucho para así poder ir a buenos colegios. Le va a ser mucho mejor negocio romperse una pierna o que yo me arruine.

  4. No sé si seré miope y no veré bien, pero empieza a ser evidente que nos estamos metiendo (todos) en una pésima dinámica: en lugar de conversar, empezamos a discutir; en lugar de intentar llegar a un punto de acuerdo (como ocurrió hace treinta años), parecemos empeñados en lo contrario: remarcar las diferencias, a ser posible con una dialéctica zafia. Y aunque hay ejemplos sangrantes (veanse copes y similares), casi nadie se está empeñando en esa idea tan antigua del consenso, del acuerdo con los adversarios para convivir en paz.

    Ese, en mi opinión, es el auténtico problema que está comenzando. Más vale que lo percibamos la mayoría, y nos empeñemos en solucionarlo mediante el diálogo. Lo demás (las manis, las entrevistas atronadoras en medios de aquí y allá, los predicadores de uno y otro bando…) son los síntomas; pero ojo con el problema.

  5. Para LECTURER:

    Siga usted su propio argumento. El de estudiar mucho y los buenos colegios. Verá qué mundo, qué sociedad construye. Y luego no se sorprenda si ese mundo un día le devora. A usted y a su hijo.

    Y si sigue pensando que la ventaja es estar arruinado o que su prole tenga una discapacidad… adelante. Done su dinero a alguna ONG (la Iglesia tiene también unas cuantas) o pártale las piernas a su vástago.

    Y si los resultados sólo dependieran de las horas de estudio… !qué felicidad, para tantos padres y tantos hijos!

    Como dice CATETO, pésima dinámica. Pero no cierre los ojos, no hable de predicadores de uno y otro bando. ¿Quiere equipar, si hablamos de radio, a la SER con la COPE? No se equivoque. Ahí tiene a Onda Cero, claramente alineada con el PP y muy crítica con el gobierno. La radio de la Conferencia Episcopal es hoy ya un monstruo que aterroriza sobre todo a buena parte de la derecha ¿o qué se cree?

    Y al que se queja de la calidad de nuestra educación le recomiendo que revise el dinero por alumno que se gastan los países líderes en el asunto. Cuando nos gastemos más que ellos y sigamos a la cola, entonces sí, entonces empecemos a rasgarnos las vestiduras. ¿Después de ocho años de Aznar el problema de la educación es culpa de su «sectario» Rubalcaba? Como dice mi tertuliano favorito: «¿pero qué broma es ésta?»

    Saludos.

  6. Para Rocamadour,

    No cierro los ojos, y no equiparo: la cope, en particular, ha perdido cualquier tipo de credibilidad, si alguna vez la tuvo; y lo mismo vale, en mi opinión, para los zaplanas, acebes y similares del PP; otra cosa es lo que piense de verdad Rajoy y el resto de la gente razonadora del PP, a los que (espero) les quede sentido común para comprender que por el camino del extremo, van directos al despeñadero.

    Pero eso no me hace olvidar que «los de enfrente» (lease prisa y compañía), aunque con mejores formas, imparten un mensaje igualmente unidireccional: todo lo que hacen los socialistas está bien. Y a estas alturas, con el desastre de la gestión del estatut, por poner un ejemplo… va resultando claro, en mi opinión, que ZP dista mucho de Felipe, pero mucho (y lo digo con plena memoria de la nefasta época final de Felipe, ¿eh?). ZP he malbaratado en menos de dos años un capital enorme de imagen; eso mismo, a Felipe le costó casi tres legislaturas. Tal vez sea hora de oír, en algún medio medianamente creíble, una autocrítica saludable por parte de ZP y adláteres, en lugar del cuento de caperucita que tienen por costumbre emitir en canal continuo.

  7. Señor Rocamadour, tengo problemas para entender su mensaje. Eso de los predicadores, ¿por quién va? Lo digo porque, haciendo memoria, no debo de haber pronunciado o escrito yo esa palabra en veinte años. No acabo de entender muy bien el hilo de sus pensamientos y, sobre todo, los que son para mí.

    En fin: aceptemos barco como animal acuático. Tiene usted razón, yo yerro: es una estupidez que la educación se rija por el rendimiento escolar como principal elemento de juicio. Fomentar la recompensa por buenas notas conduce a un mundo selvático y cruel (corríjame si me equivoco al interpretar sus palabras); y, en cambio, un sistema educativo donde lo que prime es la igualdad nos trae un mundo mucho más mejor, que diría el ignorante.

    Pues vale. Lo que pasa es que hay un par de cosas que no entiendo, pero que estoy seguro que usted ya me habrá aclarado cuando vuelva a entrar en este foro:

    Cosa 1: la famosa frase del Marqués de Suances (bueno, quizá no tan famosa, pues me temo que hoy en día nadie sabe quién fue el Marqués de Suances). Se la dijo a Franco: «mi general, si estamos tan bien, ¿por qué estamos tan mal?»

    Esto es: neto de manifestaciones y otras histerias (entre ellas su histérico mensaje, que se apunta al anterior del señor Cateto y se queja de falta de diálogo y bla bla bla pero, con las mismas, utiliza un tono mucho más desabrido que cualquiera; sosiéguese, hombre), ¿por qué ese sistema tan cojonudo nos deja tan fastidiados? ¿Por qué todos parecemos estar de acuerdo en que la educación en España es terreno manifiestamente mejorable? ¿Por qué salimos tan mal en la foto del estudio PISA? ¿Por qué, váyase usted a la web de la Comunidad de Madrid, hay alumnos de institutos públicos que han sacado una nota MEDIA de 0,98 en un reciente examen regional de dictado?

    Ya le estoy leyendo: porque se invierte poco en educación. Y yo repregunto: ¿ha hecho usted el ejercicio de tomar los países del estudio PISA y estudiar su posición en las calificaciones y en el ratio de gasto por alumno?

    ¿Por qué estamos tan mal, si nuestro sistema es tan igualitario?

    Cosa 2: Como que vale. Lo importante del sistema educativo es que garantice la igualdad, el level playing field. Pero contésteme a una cosa: exactamente, ¿cómo hace ese sistema para convencer a un alumno de, digamos, 12 años, de que saque un 10 en mates mejor que un 9 mejor que un 8 mejor que…? Tengo mucha curiosidad por leer su receta. Exactamente (por favor, nada de divagaciones filosóficas o teoréticas) ¿cómo se consigue, en el marco de un sistema donde las recompensas dependen de la zona de residencia, renta del padre o discapacidad, que un adolescente invierta dos horas de su corta vida en aprenderse las razones trigonométricas?

    No tengo la menor duda de que, a vuelta de mensaje, me va a sacar usted de la ignorancia. Y perdone, por supuesto, por no haber dialogado antes.

    Por cierto, tampoco me vendría mal que me explicase las razones exactas por las que piensa que un sistema en el que las personas son valoradas según su rendimiento nos llevaría, le cito creo que con exactitud, a un mundo devorador.

  8. Para CATETO:

    Usted no equipara. Por lo tanto usted y yo estamos de acuerdo en el asunto mediático que nos ocupa. Yo pongo Onda Cero. Los de enfrente, línea editorial mediante, son entonces nuestros amigos de la SER. Yo pongo la SER. Etcétera. La COPE no tiene enfrente. Quizá tenga unidad de destino en lo universal.

    Para LECTURER:

    No se me soliviante, ya verá qué fácil es que nos entendamos. Principiando por el principio parece ser que no le quedó claro qué parte de mi texto iba dirigida a usted o al usted de arriba (cateto). Así que olvide lo de los predicadores, o lea con más calma y en orden los comentarios, o simplemente sepa disculpar mi torpeza. Como prefiera. Y sobre todo deje de hacer méritos con el vano propósito de superar mi histerismo o mi carácter desabrido. Oiga, a lo peor lo consigue.

    A lo que íbamos. Yo pensé que usted y yo hablábamos de la asignación de centro escolar en particular y no del sistema educativo en general. Craso error, por lo que leo. Así que no acepto barco como animal acuático. De eso nada. Es más, me reafirmo en lo expuesto. La utilización del expediente académico con ese fin (subraye las tres palabritas) en el ámbito de la enseñanza obligatoria es sencillamente descabellado. Seguro que puede imaginarse qué sucedería al cabo de 10 ó 15 años en una ciudad como Madrid. Si para usted debe formar parte de la justa recompensa, para mí no. Lo siento, pero no. Y no saque el tema de la discapacidad que me da el ataque y no queda bonito.

    Entiendo que el resto es simplemente fruto de nuestro pequeño malentendido original. Lamento además no disponer de las recetas exigidas. Y si encima no me permite usted disquisiciones filosóficas ni teoréticas… Jo.
    Y sí, para conseguir mejores zapatos, mejor coche, mejor piso, mejores carreteras, mejor sanidad, mejor educación… hace falta, sobre todo, más dinero. Ale, ya lo dije, ya lo puede leer.

    No tengo soluciones. Sospecho que tampoco usted. A un catedrático del ramo le oí comentar un día: «si bastara con el sentido común…» Además yo del Marqués de Suances, ni idea. A lo más que llegué un día en clase fue a exclamar: ¡la madre que te parió, Cauchy!

    Apartado de consignas: la culpa es de los progres.

    Apartado de ruegos y preguntas: ¿quién educó a los progres?

    Postdata: ya va haciendo efecto el Trankimazín, ya va haciendo efecto…

  9. Mi querido señor Rocamadour:

    Anoto, pues, para que me quede claro, las siguientes cosas:

    Usted no tiene recetas para conseguir que los estudiantes quieran estudiar más o, simplemente lo hagan. Y, acto seguido, dice que sospecha que yo tampoco. Pues, amigo, hay rebote, pues usted ha fallado. Yo sí tengo receta. Y es bien sencilla. La receta es que el sistema educativo transmita el siguiente mensaje: buenas notas = las mejores becas; buenas notas = acceso a los mejores centros; buenas notas = prelación a la hora de elegir estudios. O sea: esfuérzate por el sistema y el sistema se esforzará por ti. Con un matiz claro: si te falta una pierna o a tus padres les falta dinero, tú esfuérzate que, si lo haces, el sistema va a retribuir tu nueve y medio exactamente igual que el nueve y medio de los hijos de Mari Chonchi, la altoburguesa.

    ¿Se refería usted sólo a la elección de centro? No lo pongo en duda. Pero es que la cuestión de la elección de centro no es independiente de la calidad en la educación pues, por una conexión que espero entienda, los mejores centros suelen serlo porque allí la educación es mejor (a menos que ahora los mejores centros escolares sean aquéllos donde se reparten Kinder Buenos en los recreos o tienen polideportivos pintados de verde).

    Hay gente que todo lo que buscará en la escuela de sus hijos es que le pille cerca de la queli para que recoger al nene no le sea coñazo. Pero hay padres, muchos padres, progres y fachas, que lo que quieren para sus hijos es la mejor escuela que puedan encontrar. La libertad de elección de centro adquiere para esos padres una importancia rayana con la que tiene el sistema educativo en sí, pues es eso mismo, la calidad de educación de sus hijos, lo que se ventila en la posibilidad de poder llevarlos acá o acullá. Espero que entienda usted que es razonable la pulsión de unos padres que no quieran que su hijo sea escolarizado en el instituto aquél en el que todos los alumnos de sexto sacan una nota MEDIA en dictado de 0,98 sobre 10 (insisto en que no me lo invento; en los interneses lo tiene usted si lo quiere consultar); y, por contra, quieran colocarlo en otra escuela que consideran mejor.

    ¿Cuál es el mundo generado por una selección basada en el rendimiento? ¿Se refiere usted a que sería un mundo en el que habría alumnos discriminados? Pues sí, según su visión. No según la mía, pues quien no estudia no es discriminado, sino que se discrimina a sí mismo. Mi señor padre era portero de un hogar de niñas huérfanas, una casa pública de caridad, y no son ésos trabajos que se retribuyan con sueldos mariocondianos (ya que no sabe usted quién fue el Marqués de Suances, a ver si tenemos suerte y sabe quién es Mario Conde). Así que si me va a hablar usted de las personas sin recursos como seres humanos que tienen imposible rendir en la escuela como los pijos, que sepa que será a otro can al que deba tirarle ese hueso, porque yo no pienso tragármelo. Es más: mi experiencia personal, que le puedo asegurar es amplia en este punto, me demuestra que la sobradía de recursos genera molicie y vagancia, y es la ausencia de ellos la que aviva el ingenio y la pulsión de esforzarse.

    Siga usted con esa confianza inacabable en el dinero. Aun así, no conseguira que dé la felicidad ni los resultados. Insisto en que se repase la lista de los países que lideran el proyecto PISA y su nivel de gasto público en educación. No podrá usted explicar todo lo que vea con presupuestos en la mano.

    Y hágase una pregunta final: ¿cuántos estudiantes españoles de hoy en día con, digamos, 18 años de edad, cree usted que son capaces de explicar la razón de que usted haya elegido el sobrenombre Rocamadour?
    Item dos: ¿le parece a usted normal que sean tan pocos?

  10. He ahí su problema, el mío y el de todos. Que la elección de centro público o concertado no sea independiente de la calidad de la enseñanza impartida en su tramo obligatorio. Y que eso sea trasladable a la sanidad, por ejemplo, pone los pelos de punta. Quizá sea ese y no otro el problema que habrá que analizar y solucionar. Porque paliar el problema del fracaso escolar de los que no lo tienen también sé hacerlo yo. El que usted y yo solucionemos el asunto de nuestros respectivos retoños (tan aplicados ellos) no soluciona el del sistema educativo en su conjunto.

    Así que me alegra sobremanera que usted tenga la receta del éxito. Y que sea de las de 10 minutos en el microondas.

    De modo que me reafirmo en lo dicho con los subrayados y matices que apunté, aunque espero que disculpe el que no entre a polemizar de nuevo punto por punto con usted. Sobre todo cuando me ha disgustado, siempre en mi línea histérica, que no haya respetado los grises de mi discurso. Los mismos que yo sí respeto en el suyo, por ejemplo, cuando toca el tema económico.

    Finalizo. Ojalá con su sentido común (que ha demostrado sobradamente en su exposición) y el mío (hago lo que puedo, créame) fuéramos capaces de pergeñar el real torcedor. Pero sigo pensando que como nos lean los que realmente entienden del tema no vamos a tener calle suficiente para correr. Un saludo y hasta otra.

  11. sois unos hijos de una cabra adios

  12. y tu mas cara cabra huija de sabcha y alnado de don pedro

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