Reacciones muy desfavorables de todos los grupos parlamentarios, y de algunos socialistas en privado (los demás opinan que ha estado glorioso). La verdad es que, una vez concluido su discurso de casi setenta minutos, se constata que ZP no ha estado a la altura de lo esperado. Lo poco que ha anunciado ha sido preocupante: reforma de la edad de jubilación y más apreturas de cinturón de cara a los Presupuestos de 2011. Así que ya sabemos: sudor y lágrimas. Parece que irritando bastante a los sindicatos, según nos cuentan, que no han hecho otrra cosa que hacer llegar mensajes a La Moncloa diciendo que, por favor, ni tocase el tema de las pensiones.
ZP se limitó casi a hacer un recuento de la trayectoria ya recorrida, renunció a sacar conejo alguno de la chistera y decidió que su discurso inicial pasase sin pena ni gloria, quizá con más de lo primero que de lo segundo.
Ante este panorama, solamente se me ocurren dos posibilidades:
-ZP se ha instalado en una estrategia de supervivencia, a ver si saca los Presupuestos y a aguantar hasta las elecciones generales. Demasiado peligroso, para él, para el PSOE y para todos nosotros.
-ZP se reserva para esta tarde, cuando anunciará cualquier cosa que haga titulares ‘positivos’. Pero ¿qué?
Me inclino, con esperanza, por esta segunda hipótesis. Porque, si no, ¿qué? Pues eso: se evidenciaría una increíble falta de ganas y de ideas. Y no creo que estemos en esos extremos, aunque las ojeras del presidente eran notables.
De lo que responda Rajoy esta tarde nada sabemos. Hay que esperar dos horitas.
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