Todo comenzó aquel 6 de enero de 2014

Sí; todo empezó aquel 6 de enero de 2017, hace exactamente siete años. Quien suscribe estaba, como en tantas ocasiones anteriores, allí, en el salón del trono del Palacio de Oriente asistiendo, como periodista, a la celebración de la Pascua Militar. El Rey Juan Carlos I ya no pudo ese año, por sus limitaciones físicas, pasar revista a las tropas, contra lo usual. Y el discurso ante los jefes y oficiales fue un auténtico desastre https://www.youtube.com/watch?v=EkjaemEl7W8 : el Monarca apenas acertaba a pronunciar las palabras contenidas en el guión, del que jamás se apartaba una línea. Fue en ese momento, aseguran fuentes muy fiables, cuando, entendiendo que el prestigio de la Corona, ya deteriorado por el ‘accidente’ en Botsuana en 2012, estaba en juego, Juan Carlos I tomó la decisión que haría definitiva seis meses después: abdicar. Y, desde entonces…

Ahora, este 6 de enero de 2021, el llamado rey emérito, que hace unas horas cumplió 83 años, sigue en su retiro aparentemente dorado, pero no tanto, en Abu Dabi, deseando regresar a su país, con un estado de salud que obviamente no es bueno (y no me remito solamente a esa extraña foto clandestinamente realizada por unos turistas españoles en el puerto deportivo náutico de Yas). Y, aparentemente, es La Zarzuela la que menor interés tiene en ese regreso, pese al innegable riesgo de que quien fue jefe del Estado durante casi cuarenta años no pueda ya regresar a su país tras la increíblemente mal planificada y ejecutada ‘maniobra’ de sacarle de España el pasado mes de agosto.

También este 6 de enero el discurso del Rey ante el estamento castrense se ve rodeado de gran interés, pese a que la tradición dicta que no suele ser este el parlamento más significativo del Monarca. Claro que este año la comparecencia de quien es el máximo jefe de la milicia ante los ejércitos y las Fuerzas de Seguridad se produce en un contexto mucho más enrarecido de lo habitual: Felipe VI sabe que sus palabras, cada una de ellas, serán analizadas con lupas de muy diferentes colores y que la fotografía junto al presidente del Gobierno y dos ministros, una de ellas la de Defensa, será muy cuidadosamente analizada por las redacciones y por las cancillerías de todo el mundo.

No, no habrá más alusiones al padre, ni siquiera tácitas, en los discursos del Rey, al menos hasta donde es previsible. Tampoco creo que haya referencia alguna al incalificable comportamiento de algunos oficiales en el retiro, tratando de involucrar al jefe del Estado en asuntos que constitucionalmente no le competen, y la verdad es que parece que en Defensa no se ha concedido mucha importancia al ‘ruido de sables oxidados’. Lamentablemente, los periodistas ya no tenemos, desde hace años, derecho a entrar en la recepción posterior al acto oficial en el salón del Trono y, por lo tanto, perderemos una oportunidad de preguntar directamente a Pedro Sánchez si finalmente el Gobierno alentará o no esa ‘Ley de la Corona’ que fue semioficialmente anunciada y que ahora es semipúblicamente desmentida.

Lo que sí queda meridianamente claro es que este año 2021 marcará una nueva era en las relaciones entre el Ejecutivo y la Jefatura del Estado. Ambas partes (me refiero a la del Gobierno de Sánchez, por supuesto, no a la de Unidas Podemos), el Ejecutivo y La Zarzuela, parecen estar bastante de acuerdo en imprimir un nuevo sesgo a la propia idea de la Monarquía en España: mayor transparencia y renovación, que se hará patente hasta cierto punto en la propia infraestructura de la Casa del Rey. Felipe VI, cuya trayectoria tras la abdicación de su padre no ha sido precisamente un camino de rosas, sabe, me parece, que este 6 de enero de 2021 comienza, como comenzó el mismo día de 2014, una etapa que debe asentar la Jefatura y la forma del Estado, aunque eso contraríe a algunos, incluso dentro del propio Gobierno. O precisamente por eso.

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