El 12 de octubre no es lo que era…

Siempre me pregunto si existe un verdadero interés en España hacia América Latina, una vez disipadas en el tiempo algunas consanguinidades y velados muchos recuerdos comunes. Casi siempre me respondo negativamente, pese al volumen inversor de empresas españolas en Iberoamérica y pese a que algunas de estas empresas salvan sus cuentas de resultados gracias precisamente a su actividad en estos países.

Detecto a veces un cierto e injustificado sentimiento de superioridad desde España, que ya no celebra, cada 12 de octubre, la que fue llamada fiesta de la Hispanidad (el 12 de octubre ya no es lo que era), pero tampoco festeja adecuadamente sus lazos seculares con América, hacia las naciones del otro lado del ‘charco’, y ello me preocupa por cuanto tiene de ceguera política y de estupidez cultural. Aunque haya que admitir, cómo no, que ocasionales salidas de tono de dirigentes como Hugo Chávez o Evo Morales contribuyen a rebajar la imagen de todo un continente.

Cierto es que, en ocasiones, hay atisbos de esperanza, porque no resulta fácil acabar así, de golpe, con una relación tan larga entre España y los países que descubriera hace más de cinco siglos. Una relación ocasionalmente agónica, es verdad, pero tan enriquecedora para ambas partes cuando ambas partes se lo proponen de veras. Y, así, asisto a un foro en Madrid, organizado por la FIIAPP, siglas casi imposibles que corresponden a la Fundación Internacional y para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas, un organismo dependiente sólo en parte del Ministerio de Exteriores, en el que cien líderes ‘emergentes’ latinoamericanos se dan cita para hablar de problemas comunes.

Creo que muchos de los asistentes tienen un gran interés, no solamente por sus países de procedencia (están todos los iberoamericanos representados, y aquí se ven la cara y conviven personas cuyos gobiernos se manifiestan hostiles); también por las áreas en las que se desempeñan y por el futuro personal que indudablemente les aguarda. De esta ‘cumbre’ de Madrid, de la que los medios, excepción hecha del acto de clausura por Rodríguez Zapatero, han dado escasa fe, van a salir algunos de quienes serán a corto plazo los máximos dirigentes de sus naciones respectivas.

Sé que no están las cosas para demasiados dispendios, al menos del lado de acá del Atlántico (temo que del otro tampoco), pero me parece que estos encuentros, en los que se conocen, en suelo madrileño, las personas que acaso son política, social e intelectualmente más inquietas de América Latina, merecen la pena. Hay que multiplicarlos, porque el porvenir de España sigue anclado allí. Y seguramente, viceversa.

4 respuestas

  1. No me gusta el 12 de octubre.

    Visto desde allá, lo que antaño era el día de la raza se ha convertido en una fecha de reivindicación indigenista y autóctona fundamentada en un argumento real pero falaz: no podemos -dicen- celebrar que se nos haya descubierto. Unos hombres no pueden descubrir a otros hombres, añaden. Y es verdad, pero lo que se conmemora es que Colón, que iba para otro sitio, «descubriera» aquellas tierras -no sus habitantes- para la Europa de entonces. A partir de aquí, todo son disputas acerca de lo que nuestros antepasados -que también son los suyos por más que en esta fecha les pese especialmente- hicieron o dejaron de hacer.

    Visto desde aquí, el 12 de octubre me resulta demasiado rancio, demasiado cercano al correlato franquista. No hemos sabido dotarlo de nuevos contenidos que superen el pasado y afiancen un futuro común con los 450 millones de hispanoparlantes -no necesariamente latinoamericanos todos ellos- que formamos esta comunidad lingüistica, y lo digo hoy que a MVLl le han dado el Nobel de literatura -si esperan más nos pasa como con Borges-.

    Y luego está la oportunidad geopolítica: las alianzas en el mundo funcionan cuando a los lazos idiomáticos y culturales podemos unirles rendimientos económicos. España y latinoamérica tienen mercados e industrias complementarios y encima compartimos idioma y religión. Sería fácil para España tener algunos huevos en la cesta latinoamericana y otros, los más si se quiere, en la europea. Lo peor es que lo que no hemos hecho nosotros lo están haciendo los estadounidenses y los pingües beneficios que sacan los derivan hacia su PIB. Nuestra segunda oportunidad, sin embargo, existe: aunque siguen viéndonos como la metrópoli que les expolió hace 500 años, a los yanquis los ven como unos abusones que solo les esquilman.

    P.S.: Siempre he pensado que hay mejores fechas para la Fiesta Nacional. El 8 de diciembre, santa consti. El 2 de enero, reconquista de Granada en 1492; el 19 de Julio, inicio de la batalla de Guadalete allá por el 711. O el 15 de noviembre, inicio de la dinastía de los Borbones en 1700. Y seguro que muchos españoles tienen excelentes fechas, todas mejores que el rancio 12 de octubre. Por cierto ¿Rajoy tendrá los redaños de regalarnos otro video este año? Esperemos que no.

  2. Ahora leo a Miguel González en El País que el desfile del 12-o –que bien podrían suprimirlo, carajo– integrará a las naciones latinoamericanas. No me parece mal, aunque debería ser más bien un acto cultural que castrense.
    En todo caso, como me han invitado a la fiesta del Palacio de Oriente, ya cotillearé con ustedes/vosotros lo que allí se dé…

  3. Don Jauregui, el 12 de octubre es una buena fecha para rememorar una gesta militar y de conquista como fue la llegada de Colón a las Américas. Que lo celebremos con una parada militar es lo lógico y que se invite a los ejércitos de aquellas tierras pues también ya que participan sus compatriotas en nuestras andanzas por pakistán y demás.

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