Bueno, hemos asistido a otra manifestación capitaneada por Alcaraz. Bastante gente, sin duda (más era la que no estaba, claro. Y algunos no estábamos activamente, no porque apoyemos al Gobierno este inoperante y marrullero, sino porque lo de Alcaraz nos parece aún un poco peor. Estamos por la unidad de las gentes, no por la unidad de las cúpulas incapaces de unirse).
Pero, en fin, todo el mundo tiene el derecho a la manifestación. Para eso estamos en una democracia que queremos, quisiéramos –qué más quisiéramos– avanzada. No me convencen los eslóganes que suenan a falsos, a sectarios, a contra el Gobierno de turno, sobre todo si el Gobierno resulta que es socialista. No me gusta el de Manos Limpias, ni el de Peones Sucios, ni quien se arroga la representación de las víctimas –no, no fue elegido por todas, ni por la mayoría; se han dejado dividir–, es decir, el señor Alcaraz de verbo un tanto trapacero, ni los otros sedicentes líderes sociales que quieren derribar al ejecutivo y quién sabe si al sistema. Por favor, Rajoy, no te dejes arrastrar por esta gente, aunque tenga a santos en sus apellidos: tú vales mucho más.
Este sábado se ha consumado otro hito en contra de la unidad frente al terror, contra los dejuanas tramposos que primero se atan al lecho, luego se desatan, primero ayunan, luego comen. Pero ellos no protestaban, de verdad, contra los asesinosdejuanas, sino contra el gobierno naif que cree que va a poder terminar a besos –y a arañazos tramposos de gato– con los malos.
Los propios organizadores sabían que esta vez tenían menos razón, que sus argumentos sonaban a falso. ¿Cuándo se ha visto una manifestación preventiva, cuándo una concentración por si acaso el Zapatero de turno actúa contra las normas? ¿Quién le ha dicho a este lenguaraz Alcaraz que el Gobierno ha concedido algo a De Juana a cambio del fin de una huelga de hambre que ni siquiera está oficialmente terminada? Si Alcaraz fuese periodista, le echarían de las redacciones, por falta de rigor. Me parece que a este Gobierno enano hay que combatirlo, si es que hay que combatirlo, de otra manera, más sutil y al tiempo más frontal, más inteligente y a la vez más noble.
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