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Rouco, lo confieso, me pone de los nerrrrrvios. Pero no por eso puedo aplaudir a quienes quieren obstaculizar la buena marcha de la visita del Papa a España.
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Hay que pedir tolerancia y democracia con motivo de la visita del Papa a España. Me enferman quienes quieren organizar confrontaciones –no contramanifestaciones, que es otra cosa–, huelgas para dificultar la llegada de fieles, etc. Ya sé, ya sé que algunos jerarcas de la Iglesia tampoco es que sean muy tolerantes –más bien todo lo contrario–, pero no por eso vamos a caer en el mismo vicio.
Dejo a cada cual el juicio sobre la trayectoria reciente del Vaticano y de la Conferencia Episcopal española. A mí, lo confieso, monseñor Rouco me pone de los nervios, por decirlo pronto y claro (¿será de verdad creyente en un Dios misericordioso ese señor?).
Pero ya digo: al Papa hay que darle la bienvenida y desearle une buena y feliz estancia entre nosotros. Aunque yo, claro está, me da la impresión de que voy a estar ausente de los fastos; pueden pasar perfectamente sin mí.
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